Montevideo levantó 437 miradores donde perder la vista. Un consorcio de empresas, tras un fideicomiso, entregó, hace casi 12 meses, las primeras llaves de los apartamentos de Torres Nuevocentro.
Sólo la construcción de apartamentos costó 60 millones de dólares. Sus promotores consiguieron más de 11 millones en exoneraciones fiscales mediante la ley de vivienda de interés social (para 220 apartamentos) y otros 58 millones de República AFAP para comenzar la obra. Unos 50 apartamentos fueron adjudicados a la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), que sorteó las unidades.
437 apartamentos distribuidos en dos torres de 23 pisos. 37.300 metros cuadrados para 95 apartamentos de una habitación, 298 de dos y 44 de tres. Además, 219 garajes a 30.000 dólares cada uno. La venta del metro cuadrado promedia los 2.400 dólares. Los promotores repiten que quedan “más o menos” 120 apartamentos por vender.
Depósito con buena vista
El piso 19 de Torres Nuevocentro tiene mirador al suroeste, de Paso de la Arena al Cordón. La vecina iglesia del Cerrito de la Victoria parece un nido de hornero colorado. La Torre de las Telecomunicaciones, 48 metros más alta, un cuchillo sin mango. Las grúas del puerto aparentan ser un esqueleto de hormiga y el Palacio Municipal, un par de ladrillos apilados al fondo de un patio semejante a la vista de la ciudad, a casi 100 metros de altura en el centro geográfico de la capital.
Jacinto Vera, barrio montevideano “de veras”, como cantó Roberto Darvin, conecta el tráfico este/oeste o permite surcar la capital de sur a norte. Al pie de las torres se unen tres de las principales arterias capitalinas: Bulevar Artigas, Luis Alberto de Herrera y José Pedro Varela. Hasta hace poco, lúgubres luces de mercurio iluminaban a medias el bulevar, las avenidas. Ahora el barrio ve tintinear al shopping, el lleva y trae de los mandados, el crecimiento del parque automotor, el cine, nueva señalética de tránsito, refacciones urbanísticas y nuevas luminarias: brillantes.
Del esqueleto al cuerpo
Las dos torres están sobre uno de los últimos shopping centers que se inauguraron en Uruguay. En el mall las ventas resplandecen. Y en la recepción de la torre de Bulevar Artigas, también. Relucen dos escritorios, tan blancos y grises como sobrios. Allí cinco inmobiliarias (una cada día de la semana) siguen haciendo ventas.
Victoria García es asistente de dirección en Cernet, la empresa que administró y estudió financieramente el proyecto. También empezaron con la venta. Contrataron a una persona exclusivamente para responder correos electrónicos. Otro empleado atendía el teléfono para que un grupo de vendedores rascara los bolsillos. No daban abasto. Recibieron más de 7.000 consultas. “Los primeros dos meses tuve que venir todos los sábados”, dice García sobre el ajetreo a mediados de 2014. Del esqueleto de las torres colgaron una gigantografía anunciando la venta de apartamentos 100% en cuotas. No ofrecieron teléfono de contacto, pero los fines de semana había respetables colas en el container que enchularon en el shopping para vender la osamenta de concreto llena de obreros. Luego llegó la promoción de alquiler con opción a compra: vendieron 70 apartamentos en tres meses. “Es más de lo que esperábamos”, confiesa Juan Inciarte, operador inmobiliario con 40 años de experiencia en Carrasco. Está fascinado: llega en 20 minutos de Carrasco a las torres. “Durante la oferta de alquiler opción compra había unas 25 consultas por día. Fue algo nuevo en el mercado, algo popular”, resume Alfonso Pallares desde su inmobiliaria del Prado, a cinco minutos de las torres.
Vendieron 90 apartamentos con esa modalidad. Luego pidieron 10% de entrega del valor total. Después fueron por el 20% y cuotas, durante 26 años, un poco más altas que un alquiler promedio. Ahora sólo quieren vender. Los apartamentos más baratos (de un dormitorio) cuestan 150.000 dólares. “Hoy la venta ha parado, comparado con el alquiler opción compra. Hay cinco, seis consultas por día”, se lamenta Pallares, pero sin quejarse. En octubre, seis de cada diez apartamentos estaban vendidos o tenían un boleto de venta firmado.
Barrio ya eras, Jacinto Vera
“Con una cuota de 20 y poco estás comprando” en las modernas torres. “Está prolijo terminado”. “ No es ruidoso”. “Está rodeado de avenidas”. “Te toman el apartamento” de garantía. “Financiamos el valor real del apartamento, no lo que tasa un banco”. Y sin análisis médicos. Ni certificado notarial. “Cuotas en unidades indexadas, no en moneda extranjera”. “Juntando los ingresos, prácticamente estás adentro”. “Sentir que está viviendo en su casa es muy importante para el uruguayo. Se hizo bastante fácil de concretar”, dice Inciarte, el inmobiliario satisfecho que no pasa tantas tardes en Carrasco como en Jacinto Vera.
El operador inmobiliario que escritura donde el metro cuadrado tiene uno de los valores más altos de la ciudad amplió el abanico en el muy clase media Jacinto Vera, donde nacieron escaparates, luces de colores por las noches y unas torres que parecen el faro de un verdadero nuevo centro.
“En diez años esto ya cambió. Para mí va a explotar. Hay lugares finitos en Montevideo. Acá todavía quedan hectáreas y medias hectáreas. Es una zona donde hay terrenos grandes”, proyecta Inciarte, que pregunta si no sería buena una oficina con vista de piso 19. García dice que tiene muchas consultas por oficinas; Inciarte, que hay varias empresas que se acomodan en la zona.
“Por algo se habla de que es el nuevo centro. Técnicamente, esto es más centro que el centro. En algún momento va a empezar a levantar. Mucha gente viene a consultar por oficinas. Acá no se pueden hacer, pero es un punto bastante estratégico”, dice García.
En los llamados cuernos de Batlle, frente al shopping torreado, nacen tres barrios: Larrañaga, Brazo Oriental y La Blanqueada. En 2009, el promedio de compraventa en ellos fue de 701 dólares el metro cuadrado. En 2014, cuando los esqueletos de las torres pedían carne, el metro cuadrado llegó a 1.202 dólares. Hoy, el metro cuadrado en las torres sale el doble. “Ya no es lo mismo hablar de esa zona sin el shopping, las torres y el Antel Arena”, que estará a pocas cuadras, dice Pallares.
“Todo este fervor hace que los vecinos de la zona hayan puesto más viviendas en alquiler y venta”, explica Pallares. El movimiento, según dijo, es visible en La Blanqueada y Jacinto Vera. “Los alquileres han aumentado los precios. Pasa porque en general la venta está más trancada. La gente alquila un tiempo”, dice. “En el barrio los alquileres aumentaron y los precios también. Hay propiedades de la línea para arriba sobre el precio mensual y la gente igual alquila”, observa Pallares. En Brazo Oriental y Larrañaga se vendieron 753 inmuebles en 2009, pero en 2014 ya eran 1.665. El Instituto Nacional de Estadística dirá cómo sigue el traqueteo. Lo claro es que una financiación no elitista permitió a cientos de uruguayos acceder a una vivienda que, de otra manera, probablemente, no hubieran podido acceder. Ese mismo impulso hizo que los precios de compraventa y alquileres aumenten. Los promotores quieren más, y dicen que el fideicomiso será determinante para saber cómo seguir.
“Gordo Clemente buseca y vino”, le cnaataba ROberto Darvin a Jacinto Vera. “Por tus canteros andaba la noche muerta”, “el sol agrisado”, “mármol añejo”. De boliche viejo a rascacielos, Jacinto Vera. Quién te viera, barrio de veras Jacinto Vera.