Fue una vendimia excepcional en un año que se proyectaba muy bueno para el sector hasta que la pandemia mandó parar. Un poco antes de las vacaciones de julio, la mayoría de las bodegas fue abriendo, bajo los protocolos sanitarios aprobados, y con ajustes que captan a un nuevo turista.
La visita viró, observa Laura Nervi, de la unidad de enoturismo del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi): “Siempre iba gente mayor, que ahora se cuida, porque está en edad de riesgo, así que el público es más joven, incluso no es enófilo, es decir que no va por el vino, sino que dice ‘vamos a salir’, porque la juventud está buscando reunirse en lugares abiertos, y el enoturismo ofrece justamente eso. Esto es muy bueno, sobre todo porque las bodegas que se fueron profesionalizando estaban recibiendo a muchísimos extranjeros. Y este no es momento, por el control grande en las fronteras. Entonces viene bien que se trabaje con uruguayos, porque no tenemos un convencimiento pleno de la calidad que tenemos y, a veces, se compra para regalar o para recibir un vino extranjero que a lo mejor es 30 pesos más barato que uno nacional”.
“Hay otra realidad. Hasta ahora las bodegas estaban acostumbradas a trabajar con un público con otro poder adquisitivo, y las propuestas, si se piensa, no son tan accesibles para el uruguayo. Habría que analizar ese tema, innovar sin bajar la calidad; incluso el Día del Enoturismo o el Día del Patrimonio se pueden abrir las puertas a visitas sin costo, si vas a hacer un gasto, si vas a comprar o comer”, sugiere desde el instituto.
Hace poco Inavi solicitó a las bodegas una actualización de su registro como establecimientos turísticos ‒actualmente figuran unas 44, pero pueden seguir anotándose‒ y planifica armar un encuentro virtual para evaluar cómo fue la reapertura y trabajar juntos en proyectos para esta nueva etapa. “Se está dando un derrame a la población ‒señala Nervi‒ y a un segmento etario que nos interesa”.
Cintura familiar
El comportamiento de los uruguayos que visitan Campotinto, uno de los siete establecimientos que comprende la asociación Bodegas de Carmelo, tiene “gratamente sorprendido” a su gerente, Francisco Lorente, especialmente porque no había gran expectativa.
“Cuando los casos de coronavirus empezaron a bajar, al uruguayo le bajó la timidez, empezó a tener preferencia por áreas verdes, rurales, y las bodegas de Carmelo se han visto bastante beneficiadas. Si bien entre semana se trabaja relativamente poco, del jueves hasta el domingo la respuesta es increíble”. Lorente aclara que aparte de tomar medidas sanitarias y de trabajar con capacidad reducida, se prepararon para la reapertura equipando el lugar para el esparcimiento en familia. “Instalamos una cancha de fútbol, otra de vóleibol, compramos juegos didácticos. No es un resort all inclusive, pero los chicos pueden pasarla bien y podemos recibir grupos”.
Eso sí, comparte que los precios son un factor clave. “Tuvimos que adaptarlos a la realidad, tanto en lo que respecta a degustaciones como a alojamiento. El gasto promedio de un brasileño siempre es mayor, pero estamos satisfechos con lo que se está consumiendo. Por ejemplo, normalmente el brasileño va a una bodega y se estoquea, porque pueden llevar por persona hasta 14 botellas. En ese sentido, el uruguayo más que nada busca promociones, ‘qué descuento me hacés por seis cajas de vino’. Somos así, y por esa razón generamos distintos beneficios desde las bodegas: programas de afiliados, asociaciones con tarjetas de crédito, con clubes, con empresas”.
En Bodega Familia Moizo, en contraste, el golpe de la cuarentena fue intenso, aunque no significó un cambio de frente. “Los primeros días de marzo estábamos felices, porque recibimos una de las mejores cosechas de nuestros tiempos para los vinos uruguayos. Teníamos dos eventos importantes programados con cupos llenos para la segunda quincena de marzo, familias enteras estaban esperando el Festival de la Vendimia, donde conocen de primera mano la elaboración del vino, viven la experiencia de cortar las uvas y pisarlas como lo hacían nuestros antepasados al son de la música italiana. Tuvimos que reprogramar las actividades turísticas hasta junio”, cuenta Fiorella Moizo.
“Desde que nos insertamos en el mundo del enoturismo apostamos al público uruguayo. Lo que hicimos fue continuar con lo que veníamos haciendo pero adaptándonos a la ‘nueva normalidad’, extremando los cuidados. Estamos viendo que las bodegas son un lugar perfecto para estos tiempos, de naturaleza, aire puro y praderas; las personas que nos visitan lo hacen con coordinación previa y eso nos facilita que podamos controlar que no haya aglomeraciones. Ofrecemos una vivencia enoturística completa y, lo mejor, los visitantes son atendidos y agasajados por los propios miembros de la familia”.
El buen tiempo
“Se está trabajando bien los fines de semana, con público local y con buena repercusión, bastante parejo entre lo que fueron las vacaciones, antes y después”, indica Diego Spinoglio, presidente de la Asociación de Turismo Enológico del Uruguay (que utiliza la marca Los Caminos del Vino), en la que están reunidas 18 bodegas: 15 se ubican en Montevideo y Canelones, hay dos de Maldonado y una de Carmelo. Dice que “está funcionando”, considerando que previamente solía atender a 80% de extranjeros y que en este momento tiene la capacidad reducida a 50%. “Dentro de ese aforo, nuestra bodega está casi colmada los fines de semana. Se ha ido acentuando el interés. Hoy no podemos dar un calendario para actividades masivas. Esa capaz que es el área más afectada, junto con las bodas que teníamos algunas bodegas”, recalca.
Bodega Moizo. (Progreso, Canelones): [email protected]/ 4335 9686/ 099 615 400
Posada Campotinto. (Carmelo, Colonia): [email protected]/ 4542 7744
Bodega Spinoglio. (Pedro de Mendoza 8238, Montevideo): [email protected]/ 099 888 182
Wine Explorers Uruguay: [email protected]/ wineexplorersuy.com / 097 502 218
Uruguay365.uy
La posibilidad de fiestas recortada, además de todas las previsiones que hay que tomar, hizo que le cancelaran varias reservas de casamiento. Pero Spinoglio se concentra en lo positivo: “El evento permanente que tenemos ahora es que las bodegas están abiertas y cada una tiene su particularidad, propuestas con bicicletas, con juegos infantiles, para disfrutar en pareja. Cuando empiecen los días lindos, sobre todo con las locaciones de parques y viñedos, creo que van a rendir bien y se va a ampliar un poco la capacidad. El menú maridaje es un buen plan y a su vez hay otras actividades que complementan la jornada”.
De paseo corto
“Teníamos planificado nuestro evento de la vendimia el domingo 15 de marzo. Tuvimos que suspender todo, fue un caos, estuve todo el mes devolviendo plata. ¡Se había anotado gente como nunca!”, cuenta Verónica González Carli, directora de Wine Explorers Uruguay, “un grupo de amantes del vino que mes a mes recorre las distintas bodegas uruguayas”.
Después de unas semanas paralizados, encontraron cierto consuelo para sus exploradores: “Decidimos empezar a unirnos con las bodegas para ofrecer packs especiales de vinos; ya que no podíamos ir hasta ahí en grupo, cada 20 días hacíamos una selección, y cada tanto hacíamos algún Zoom para una visita virtual”.
El primer acercamiento presencial sucedió en junio, cuando organizaron el encuentro Cordero & Tannat en la bodega Pizzorno, que fue una de las primeras en retomar la rutina. “En lugar de ir en un bus con un grupo de 30 personas, como hacemos en nuestros eventos, propusimos tres fines de semanas enteros para que la gente viviera la experiencia en grupos de cuatro. Iban en transporte privado con barbijo y se sentaban en las mesas únicamente con sus acompañantes. Para este mes nos animamos a hacer el reencuentro en Antigua Bodega, yendo todos juntos, pero obviamente que no vamos a hacerlo exactamente igual que antes y el ómnibus será desinfectado antes, durante y luego de la llegada. Los tours privados se han reducido casi a 90%, ya que los hacíamos más que nada para extranjeros. Estamos apuntando al turismo interno, pero cuesta un poco más. No queremos exponer a la gente y preferimos ir de a poco”.
Mientras la consigna del Ministerio de Turismo para este inesperado invierno es “¡Volvé a disfrutar tu país, se disfruta el doble!”, hay operadores que ya venían apuntando a las riquezas locales. Hace casi un año terminó de formarse Uruguay365.uy, un proyecto impulsado por el holding de agencias de viaje 5M Travel Group, con un share de más de 30% del mercado, según cuenta Sabrina Varela, que está a cargo de la gerencia de marketing de Toctoc viajes, entre otros frentes.
“Uruguay 365 es la primera agencia 100% destinada a productos turísticos uruguayos y con tres aristas principales: alojamientos, experiencias y gastronomía”. Este filón tuvo pocos meses para ser explorado antes de que lo frenara la covid-19. De manera que el desafío es justo ahora, al agrupar los proveedores e incluir destinos menos frecuentes.
“A medida que vimos que a nivel de aéreo, el emisivo, donde la industria tiene el mayor fuerte, tenía ventas cero durante cuatro meses, dijimos de unirnos para salir a negociar cada uno con un socio, una tarjeta, un medio, y que fuera parte de la plataforma brindando estas propuestas Hoy en día hay más de 200 opciones, porque Uruguay es muchísimo más que Punta del Este o Colonia. Dentro de las ‘experiencias’ las bodegas están ocupando un lugar destacado; Pizzorno, con la posibilidad de quedarse de noche, está entre los tres productos que más gustaron. La practicidad que tiene poder ir, degustar y, quizás por un tema de no manejar, quedarse con pensión completa, la hizo una de las más vendidas. También te da la posibilidad de escaparte un día de semana a pocos minutos”.
Varela explica la estrategia: “Uruguay 365 fue pensado primero para el turismo interno y, una vez que la herramienta estuviera avalada por el uruguayo, ahí sí íbamos a apuntar un poco a lo que era el extranjero que tanto visitaba el país, como los cruceros. No llegamos a eso, se dio todo muy próximo al lanzamiento”. El informe al cumplirse casi un mes de la reactivación muestra que en promedio los grupos ‒no necesariamente familiares‒ son sus mejores clientes. “Una bodega no es un lugar claramente familiar, como pueden ser las termas, pero aparte nosotros podemos ofrecer traslados”, recuerda Varela.
El top de bodegas más visitadas por medio de la plataforma se arma con Pizzorno, Varela Zarranz, Castillo Viejo, Establecimiento Juanicó y Campotinto. “Como producto, se diferencian de otros paseos porque vivís un día distinto muy cerca de tu casa. Son muy bien recibidas (hacemos una encuesta siempre entre los usuarios) y se difunden mucho boca a boca: ‘Tenés que ir a conocer esto’”, apunta.
En cuanto a las reservas y la logística, admite que Uruguay todavía no lo tiene automatizado: “Mañana querés un vuelo, por ejemplo, y en el momento me fijo: si está disponible, en un minuto lo resolvimos. En general, en este tipo de actividades primero está la necesidad del proveedor de llevar determinada cantidad los días que brinda el servicio, y segundo, está el clima, que acá juega un rol muy importante”. Con estos datos a la vista, es prudencial ir reservando entre un martes y un miércoles si se quiere pasar entre viñas el fin de semana.