Hace un par de semanas fue la Convención de Cómics de San Diego, el evento ñoño por excelencia en Estados Unidos. Allí, Marvel Studios copó el espacio más grande (el llamado Hall H) y además de celebrar el taquillazo de Deadpool & Wolverine anunció que el próximo villano de las películas de los Avengers no será Kang (problemático dentro y fuera de la pantalla) sino el Doctor Doom. Y a continuación reveló que será interpretado por Robert Downey Jr. en su regreso al Universo Cinematográfico de Marvel después de que la salud de su Iron Man sufriera un retroceso irreversible.
Del otro lado estaba DC Comics, que prepara su gran regreso dentro de un año con la nueva película de Superman, escrita y dirigida por James Gunn, el tipo que Marvel dejó ir debido a una sucesión de chistes de mal gusto y que resultó ser la última esperanza de un universo cinematográfico cascoteado por elegir a un capitán con una visión demasiado oscura de los superhéroes y (peor aún) torpedearlo a mitad de camino por un montón de decisiones ejecutivas.
DC no tuvo grandes anuncios en materia de películas nuevas o actores que probablemente generen más preguntas de aquí a 2026, pero con una pequeña jugada simbólica revivió el corazón de los fanáticos, y de nuevo hubo que agradecerle a Gunn. DC Studios, la división que tendrá bajo su paraguas las películas, series y videojuegos de la “continuidad oficial”, presentó su nuevo logo. Y si tienen más de 30 años y crecieron leyendo las historietas de Superman, Batman y compañía, se habrán emocionado igual que quien escribe.
Gunn presentó el nuevo logo... que es el regreso del logo que tuvo la editorial entre 1976 y 2005. Conocido como el “DC Bullet”, fue diseñado por el enorme Milton Glaser y quedó en el corazón de numerosas generaciones. La elección tiene un componente nostálgico y a la vez es darse cuenta del pedazo de logo que tenían pudriéndose en un armario. La Bala de DC volverá a decorar revistas y novelas gráficas, marcando el comienzo de una etapa.
Mientras tanto, la animación tenía que terminar de cerrar la etapa anterior. En los últimos meses se estrenaron dos entregas de la adaptación animada de Crisis en las Tierras infinitas, basadas en aquella historia ambientada en plena era de la Bala, en la que los múltiples universos de DC Comics terminaban convenientemente amalgamados en uno solo, para facilidad de los nuevos lectores, que podrían creer que habían comprado una aventura ambientada en Tierra-1 y en realidad era una de Tierra-2.
En lo que a adaptaciones se refiere, esta trilogía de películas (o película larga en tres partes) tomó la base ochentera pero la utilizó para cerrar algunas tramas que venían desarrollándose en el Mañanaverso, el universo en el que convivieron el último puñado de películas animadas, bastante más conectadas entre sí que las decenas de entregas anteriores.
Esto significa, como habrán leído en mis dos textos anteriores, que hay algunas referencias a hechos de películas anteriores. Pero la acción no dará mucho tiempo para pensar en eso. A diferencia de lo ocurrido en la Crisis original de las historietas, aquí hay una solución intermedia que no hubiera sido posible en los 80, porque se apoya en elementos de un universo que DC compró en 1998 (no se sorprendan, parte de la razón de la existencia de tantas Tierras son las editoriales que DC fue comprando y sumando a su multiverso).
La tercera entrega de esta historia, disponible en NS Now y Google TV, comienza un tiempo después de lo ocurrido en la segunda parte, cuando la muerte de un personaje importante permitió que las Tierras que todavía no habían desaparecido se escondieran por un rato, hasta que el malvado Antimonitor aprende a colarse allí también y la carrera por la supervivencia vuelve a empezar.
Hay batallas contra dinosaurios, personajes oscuros del multiverso de DC e incluso un par de referencias a las más queridas propiedades animadas de las últimas décadas. Es poco probable que estas aventuras permanezcan en la memoria por separado, pero como parte del Mañanaverso forman una historia suficientemente contenida como para hacer una pequeña maratón. Si tuviéramos tiempo para ver cosas de nuevo, por supuesto.
La Liga de la Justicia: crisis en las tierras infinitas. Parte tres. 94 minutos. Ahora en alquiler digital y luego en Max.