Es seguro que en octubre de este año, cuando estemos en la soledad del cuarto secreto –que algunos llaman cuarto oscuro, expresión que me parece horrible porque justamente el cuarto donde uno vota debería ser lo más luminoso posible, para poder ver bien las listas que hay para elegir–, en ese cuarto secreto, secreto y luminoso, tendremos para elegir, además de las listas de los partidos políticos, la opción de poner una o más papeletas que digan Sí y propongan un texto para introducir en la Constitución.
Allanamientos nocturnos, seguridad social, mecanismos de ingreso a la función pública, reestructuración de deudas, son algunos de los temas sobre los que quizá tengamos que decidir. El sábado que viene vence el plazo definitivo para presentar propuestas, ya sea por acuerdo de dos quintos del Parlamento (52 firmas) o por propuesta del 10% del electorado (270.000 firmas).
Más allá del camino que haya seguido la propuesta para llegar al cuarto secreto, una vez que se define la realización de un plebiscito hay una condición necesaria –aunque no suficiente– para su éxito: la propuesta debe ser apoyada y abrazada con cariño por uno o varios partidos con un caudal importante de votos, superior al 50%. En un sistema de partidos como el uruguayo nunca ha triunfado un plebiscito que no haya contado con un apoyo partidario de relevancia.
De la importancia de esta regularidad histórica trata este artículo. La economía suele analizar los problemas desde dos perspectivas fundamentales: la macroeconomía y la microeconomía. Tomaré prestado este abordaje metodológico para analizar el tema tanto desde una visión macro como desde una mirada micro.
Una visión macro: victoria de plebiscitos y apoyos partidarios
Desde 1989 en adelante, en todas las elecciones los uruguayos hemos ido a votar, además de a un partido político, alguna modificación de la Constitución. Estamos acostumbrados. Fueron 11 plebiscitos, de los cuales se aprobaron sólo cuatro: dos sobre jubilaciones, uno sobre cambios en las reglas electorales y uno sobre el agua.
En 1989 se aprobó un mecanismo de ajuste de las jubilaciones que implicaba seguir el índice medio de salarios. Fue apoyado por todos los partidos políticos, exceptuando fracciones minoritarias de estos.1
En 1994 ganó un segundo plebiscito sobre las jubilaciones, que eliminó algunas disposiciones sobre seguridad social ocurridas durante ese período de gobierno. También fue apoyado por todos los partidos, aunque con entusiasmo disímil y la excepción de algunos sectores (Jorge Batlle en el Partido Colorado, Herrerismo, Renovación y Victoria y Movimiento Nacional de Rocha en el Partido Nacional, y el Nuevo Espacio, sectores que, sumados, obtuvieron un 26% de los votos).
En 1996 se aprobó una reforma constitucional que estableció las elecciones internas, separó las elecciones nacionales de las departamentales e instaló el balotaje, entre otros cambios electorales. Fue apoyado por el Partido Nacional, el Partido Colorado y el Nuevo Espacio (en ese momento esos tres partidos reunían casi el 70% de los votantes).
Por último, en 2004 tuvo lugar el único plebiscito que triunfó en el siglo XXI: el plebiscito del agua. Fue apoyado por el Frente Amplio (que en la elección superó el 50%) y parte del Partido Nacional.
En resumen, la historia electoral desde una visión macro muestra que los plebiscitos exitosos estuvieron asociados a apoyos partidarios de relevancia.
Una mirada micro: planillas voto a voto y regresiones ecológicas sobre resultados de circuitos
La conclusión que se obtiene desde una visión macro puede ser complementada con una mirada micro. Para eso podemos mirar qué pasó en los plebiscitos de las tres últimas elecciones, con base en distintas aproximaciones y metodologías.
En 2009 se realizó un plebiscito contra la ley de caducidad, que no fue aprobado en las urnas. ¿Cómo podemos saber cómo votó cada partido en el plebiscito? En este caso hay un libro específico que no hay forma de errarle al buscarlo, porque se llama así: ¿Cómo votaron los partidos en el plebiscito contra la caducidad en 2009?2 Para el libro los investigadores de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) hicieron algo impresionante: pasaron a la computadora las planillas voto a voto de las elecciones. Un equipo de digitadores ingresó a mano casi un millón y medio de votos, de 13 de los 19 departamentos. La base tiene seis de cada diez votos de las elecciones de 2009.
Pasé los cuadros del libro a una planilla Excel e hice un promedio ponderado de los departamentos para calcular los totales que muestro en el gráfico. Los votos al plebiscito muestran una correlación clarísima con el partido político votado. Los votantes del Frente Amplio votaron un 86% por el Sí, mientras que los votantes del Partido Nacional y el Partido Colorado lo hicieron un 9%.
En las siguientes elecciones se plebiscitó la baja de la edad de imputabilidad. Para esto no tenemos una base de datos tan maravillosa como la que armó la FHCE, pero contamos con otra información relevante: los resultados finales de 7.000 circuitos electorales. Con esto no podemos saber exactamente qué votó cada persona, pero podemos acercarnos haciendo un truco que se llama “regresión ecológica”.3 De forma resumida, lo que se hace es hacer regresiones sobre los resultados agregados de los circuitos, e interpretar los parámetros estimados como propensiones individuales.
En el libro del Instituto de Ciencia Política sobre las elecciones de 2014 que hicimos con Santiago Soto, Lucía Selios y Manuel Flores hay un artículo sobre el voto en el plebiscito, con regresiones ecológicas y otras técnicas más complejas, del cual rescato los valores que presento en el gráfico.4 Según nuestros cálculos, el plebiscito por la baja de la edad de imputabilidad tuvo bajo apoyo entre los frenteamplistas, del orden del 18%. El mayor apoyo lo obtuvo en los votantes del Partido Colorado, primer impulsor de la iniciativa, alcanzando a un 89% de sus votantes. En el caso del Partido Nacional el apoyo se ubicó en 72% (recordemos que en este caso Jorge Larrañaga no firmó la iniciativa de reforma constitucional).
En tercer lugar podemos ver el caso del plebiscito sobre seguridad de 2019. Esta iniciativa tuvo una particularidad interesante: tuvo una interesante votación a pesar de no recibir el apoyo explícito de ninguno de los candidatos presidenciales. Pero cuidado con pensar que esto implica una disociación entre partidos y plebiscitos; también en esta ocasión la correlación entre voto a partidos y plebiscito es alta.
Para este artículo bajé la base de la Corte Electoral y jugué a hacer regresiones ecológicas. En el caso del Frente Amplio, las estimaciones de apoyo dan muy bajas, del orden del 6%. Por su parte, en los partidos de la coalición aparecen apoyos muy altos: 91% en el caso de los votantes del Partido Nacional, 73% en el caso del Partido Colorado y 74% en el caso de Cabildo Abierto. En su momento el equipo de la diaria que hizo la proyección de escrutinio presentó estimaciones sobre una muestra, mostrando un panorama cualitativamente similar al de las regresiones ecológicas que presento ahora, aunque algo menos acentuado: 9% de apoyo de los votantes del Frente Amplio, 84% de los del Partido Nacional, 81% de los de Cabildo Abierto y 67% de los del Partido Colorado.5
En resumen, esta segunda mirada micro reafirma la idea vista desde la visión macro: dime a quién votas y te diré qué votas.
Sin apoyo partidario relevante no hay plebiscito exitoso
A partir de los varios proyectos que hay por la vuelta, armé una tabla con los apoyos de los cuatro proyectos que entiendo que podrían llegar a ser plebiscitados. En orden de seguridad de que lleguen a octubre: allanamientos nocturnos, seguridad social, ingreso a la función pública en gobiernos departamentales y reestructuración de deudas.
El plebiscito para permitir allanamientos nocturnos, el único confirmado por ahora, se habilitó con firmas de senadores y diputados de los partidos de la coalición multicolor.
El plebiscito de reforma jubilatoria, impulsado por el PIT-CNT, que ya anunció que entregaría las firmas el sábado 27, tiene el rechazo de los partidos de la coalición multicolor, mientras que el Frente Amplio está dividido al respecto: algunos sectores lo apoyan y otros lo rechazan, por lo que ha definido dar libertad de acción.
El sector Ciudadanos del Partido Colorado, luego de un artículo de Daniel Chasquetti publicado en esta misma sección de análisis electoral,6 presentó una propuesta de plebiscito vinculada con el ingreso de personal a las intendencias, luego de que fracasara en el ámbito parlamentario. Hasta el momento la propuesta de ir por esta vía ha generado discusiones internas incluso dentro del Partido Colorado, ha recogido la negativa del Partido Nacional y está siendo estudiada por el Frente Amplio.
Finalmente, el eventual plebiscito para reestructuración de deudas es liderado solamente por Cabildo Abierto, quienes tienen dudas sobre la posibilidad de llegar a las firmas.
En definitiva, varias de las iniciativas que podrían plebiscitarse en octubre cuentan con bajos niveles de adhesión a nivel partidario.
En una semana sabremos qué papeletas habrá para elegir en octubre. Además de la opinión de los uruguayos sobre los temas plebiscitados, el éxito final de las consultas populares dependerá de cuánto apoyen, ensobren y abracen los partidos las distintas iniciativas. La historia lo muestra: sin apoyo partidario relevante no hay plebiscito exitoso.
Fernando Esponda es economista.
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Para este apartado me basé en las descripciones de los plebiscitos contenidas en Óscar Ferrando (1997), El comportamiento del electorado uruguayo en el plebiscito de reforma constitucional del 8 de diciembre de 1996 y Constanza Moreira (2004), Resistencia política y ciudadanía: plebiscitos y referéndums en el Uruguay de los 90. ↩
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Álvaro Rico, Jimena Alonso y Emiliano Cardona (2014), Cómo votaron los partidos en el plebiscito contra la caducidad en 2009 y la historia contra la impunidad 2006-2013. ↩
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Esta inferencia implica asumir algunos supuestos, en particular el supuesto de constancia de Goodman, que implica que los individuos con la misma característica tienen un comportamiento similar en todos los grupos con relación a la variable dependiente. ↩
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“La bandera y el colibrí: edades y partidos en la elección de 2014”, en Adolfo Garcé y Niki Johnson (2016), Permanencias, transiciones y rupturas. Elecciones en Uruguay 2014/2015. ↩
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la diaria (28/10/2019), “La reforma Vivir sin Miedo tuvo su aprobación más alta entre votantes blancos y de Cabildo Abierto. ↩
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Daniel Chasquetti (8/4/24), “Ingreso por concurso a las intendencias: hagamos un plebiscito”. ↩