Cultura
Chocolate amargo
Aunque sus problemas médicos -en su mayoría producto de su obsesión por las modificaciones corporales quirúrgicas y las medicinas que le requerían- eran conocidos, la noticia de la muerte de Ricardo Fort, ocurrida ayer, sorprendió bastante. Recién había cumplido 45 años y más allá de sus problemas óseos no se le conocían enfermedades graves. Cantante correcto, bailarín mediocre, conductor soberbio e ignorante y actor nulo, Fort decía que quería ser recordado como un artista, pero no hay nada artístico por lo que recordarlo. Esto no quiere decir que no fuera un personaje de cierta importancia cultural y, sobre todo, un personaje significante.