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Gonzalo Curbelo

Ira Kaplan, Giorgia Hubley y James McNew, de Yo La Tengo, el jueves 29 en La Trastienda. / Foto: Fernando Morán
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La sorpresa persistente

Que una banda como Yo La Tengo haya visitado Montevideo por tercera vez es algo, como mínimo, sorprendente, aun si el ingreso de nuestra capital en los circuitos del rock internacional ya nos ha acostumbrado a esta clase de visitas. Su show del jueves tal vez fue el más radical en términos musicales y un auténtico desafío a las expectativas de los oyentes.
Yo la tengo./ Foto: s/d de autor, difusión.
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Los asesinos de clásicos

No es algo habitual que una banda del calibre de Yo La Tengo -considerada habitualmente una de las mejores del rock independiente estadounidense y una de las más intensas en vivo- esté visitando Montevideo por tercera vez, pero parece haberse establecido cierto vínculo entre la banda de Hoboken y un público que agotó las entradas de sus dos memorables shows previos. Un trío que, sin apuntar al virtuosismo, suena a veces como una orquesta completa y que fusiona folk, psicodelia, noise, punk y hasta algo de jazz en un sonido propio que va de la más conmovedora intimidad a la más alta estridencia.
Les Revenants
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Respuestas congeladas

Una serie ha adquirido entre el público europeo un prestigio similar al de True Detective, y proviene de uno de los países con mayor patrimonio cinematográfico del mundo. Nos referimos, por supuesto, a Francia, donde Canal+ emitió durante 2013 una serie de ocho capítulos misteriosos y sobrenaturales que parecen, hasta el momento, el intento más serio de un país de habla no anglosajona de ingresar al nuevo panteón de la televisión de calidad internacional. Se llamaba Les Revenants y trataba sobre muertos vivientes. No, otra clase de muertos vivientes.
Foto: DIFUSIÓN
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Los herederos de la tradición

Si algo hay que respetarle a la Disney -y a Nicholas Stoller y James Bobin, guionista y director de las últimas dos entregas de los Muppets-, es el respeto al formato original de la serie, creada por Jim Henson en 1955. El gran tema de la primera película de los Muppets de Bobin era la inseguridad de los propios Muppets acerca de su vigencia y el reconocimiento de los cambios de gusto temporales. Algo a lo que la película dio una magnífica respuesta con una comedia musical que era a la vez contemporánea y atemporal, convirtiéndose en uno de los productos más finos y divertidos de Disney en las últimas décadas. Ahora, ante una nueva secuela, la pregunta era si ese purismo se mantendría o si se derraparía por las pendientes del consumismo a cara de sapo y la ironía fácil.
Fotografía fechada el 6 de marzo de 2014 del escritor colombiano y premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, en el día de su cumpleaños, en su residencia de Ciudad de México. / Foto: Mario Guzmán, Efe
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Lo que queda

La obra de Gabriel García Márquez no fue un milagro de generación espontánea; crecido en un ámbito culto y un entorno exótico, que emergería más tarde en su obra, García Márquez ejercitó su prosa en el oficio del periodismo, en el que fue tan brillante como en su obra de ficción y desarrolló su asombrosa capacidad descriptiva y un lenguaje generoso, de los más ricos que haya conocido la literatura hispanoamericana.
La vida de Adèle./Foto: difusión, s/d de autor
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Los rostros desnudos

Tal vez una de las cosas más sorprendentes de "La vida de Adèle" sea lo extremadamente simple que es su historia, si se la despoja de sus elementos formales más llamativos. Los diálogos son hiperrealistas y por lo tanto bastante banales, limitándose generalmente a los contactos fácticos que permiten llevar adelante una conversación. Los personajes no atraviesan situaciones excepcionales ni hay elementos sorpresivos en la trama, la interrelación de la pareja es previsible, e incluso no hay grandes riesgos formales de dirección, más allá de una predilección poco habitual por los primeros planos. Todo lo demás es excepcional.
Bernard Sumner, de New Order, durante el concierto en el Teatro de Verano, en el festival Rock N'Fall. / Foto: Nicolás Celaya
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Ceremonia

No estaba más que la mitad del Teatro de Verano ocupada el jueves 3 cuando New Order llegó por primera vez a Montevideo. Lo mismo había sucedido un par de días antes ante un programa no menos atractivo que reunía a Johnny Marr, The Pixies y Vampire Weekend. Esto parece señalar una alarmante tendencia del público actual a esquivar los grandes recitales rockeros. Uno supondría que al menos 5.000 personas se interesarían por ver a una de las mayores bandas de la historia del pop-rock inglés, como es el caso de New Order, una banda mucho más relevante en términos históricos, por ejemplo, que Blur. Esta última sí consiguió llenar el Collazo, lo que da para pensar que tal vez el motivo de fondo del desinterés por ver las bandas que se presentaron en Rock N’Fall sea simplemente el desconocimiento.
David Lovering, Black Francis y Paz Lenchantin durante el recital de Pixies, el martes en el Teatro de Verano. / Foto: Nicolás Celaya
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Viejos son los trapos

El festival Rock N’Fall 2014 comenzó el martes en el Teatro de Verano y Johnny Marr y The Pixies dominaron la primera noche. El primero se compró al público desde el primer tema y ofreció un repertorio impecable y tribunero, mientras que la banda de Frank Black sonó rejuvenecida y de buen humor. Además, tocaron Vampire Weekend, sin pena ni gloria, y Los Hermanos Láser, que realizaron una introducción más que digna y enérgica.
El lugar del hijo (The Militant)./Foto: Difusión, sd de autor.
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Hacia otros lugares

Cuando Control Z, la productora de 25 watts (2001) y Whisky (2004), estrenó la ópera prima de Manolo Nieto, La perrera (2006), cierta inquietud se apoderó de quienes confiaban en esa generación de cineastas noveles. Dio la impresión de que La perrera era un paso atrás. Pero en sus buenos momentos, que no eran pocos, La Perrera demostraba un temperamento apasionado y una poesía intuitiva que poco tenían de minimalismo y contención, y que hacían suponer la presencia de un autor distinto y en busca de un lenguaje propio. Una búsqueda que, como en lo mejor de la tradición francesa, tenía que ver más con su propio proceso que con un objetivo predeterminado.
Steve McQueen, ganador del Oscar de la Academia 2014 a Mejor Película, junto a los productores Jeremy Kleiner y Dede Gardner, en su pasaje por la sala de prensa de la ceremonia. / Foto: Paul Buck, Efe.
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La consagración del autorretrato

Olvídense de las películas, las bandas de sonido, los cortos, las celebridades y las vestimentas ridículamente caras: la ceremonia de entrega de los premios Oscar 2014 será recordada como “los Oscar de las selfies”, es decir, de esas fotos que todo el mundo con un teléfono con cámara parece estarse sacando constantemente. ¿Qué tuvo de particular esta entrega? Habría que señalar que la selección de películas nominadas era posiblemente la mejor en muchos años, lo cual, teniendo en cuenta el pésimo nivel actual del cine estadounidense, es casi un milagro. También es de destacar que por primera vez el Oscar a Mejor Película le correspondió a un director negro (Steve McQueen) y en la categoría Mejor Director se premió a un latinoamericano. Y poca cosa más.
Foto: difusión, sd de autor.
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¿Quién cumplió 50 años?

En febrero de 1964, un grupo de rockeros londinenses llamado The Detours y dedicado a hacer covers descubrió que ya existía una banda llamada Johnny Devlin & the Detours, por lo que urgía cambiar de nombre. Luego de manejar varias opciones irónicas como “Nadie” o “El grupo”, finalmente optaron por The Who (los quién). En junio del mismo año el guitarrista Pete Townshend dio un salto demasiado entusiasta en un escenario con el techo bajo, reventando el mástil de su instrumento. Furioso ante las risas del público y divertido por el blooper, Townshend destrozó su guitarra contra el piso del escenario y tomó otra para seguir el show. Desde esa primera guitarra destrozada hasta la figura de Kurt Cobain agrediendo todos los instrumentos presentes en su escenario (y pasando por la película Blow Up, la imagen de Jimi Hendrix incendiando su Fender Stratocaster y la legendaria tapa de Paul Simonon a punto de desintegrar su bajo en el London Calling de The Clash), pasó medio siglo de excesos, de peligrosas acrobacias escénicas, de agresión convertida en energía sonora y de volúmenes absurdos que han tenido como referencia permanente a la banda de Pete Townshend y los suyos.
Brooklyn Nine-Nine, la comedia del momento
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En la comisaría integrada

La mayor sorpresa de la última entrega de los Globo de Oro fueron los dos trofeos -Mejor Serie de Comedia o Musical y Mejor Actor de Comedia o Musical (Andy Samberg)- para Brooklyn Nine-Nine. No sólo la serie ni siquiera había terminado su primera temporada, sino que además no había conseguido llamar mucho la atención ni del público ni de la crítica, por lo que resultó rarísimo que consiguiera superar a sitcoms tan establecidas y populares como The Big-Bang Theory y Modern Family.
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Se escuchó y se bailó

Difícilmente alguien vaya a recordar 2013 como un año clave en la historia de la música contemporánea; de hecho, si algo llamó la atención en las listas de mejores discos que se publican todos los diciembres, fue la ausencia de nombres nuevos; más bien se apuntó a la confirmación de algunos talentos medianos, con una significativa ausencia de figuras clásicas.
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Naranja, casi rayado

Posiblemente el mayor acontecimiento televisivo en lo que va de la década haya sido el lanzamiento del sitio Netflix como productora de programas originales. No sólo implicó una opción más orientada a la televisión de alta calidad, sino que su propio sistema de consumo cambió las reglas en cuanto a la forma de ver series, al ofrecer al espectador la posibilidad de administrar una temporada entera de una serie nueva a su propio gusto y tiempo, algo que antes sólo se podía hacer -generalmente en el propio Netflix- con temporadas de serie ya emitidas.
Damon Albarn durante el recital de Blur en el Teatro de Verano.  (archivo, noviembre de 2013) · Foto: Pedro Rincón
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Annus Mirabilis

En términos de visitas internacionales, el pequeño mercado de Montevideo y su escueta audiencia nunca fue un objetivo particularmente atractivo para los grandes shows internacionales. Generalmente cuando alguien llegaba significaba que estaba en el marco de una gira tan monstruosa que no dejaba país sin visitar o, simplmente, que estaba en una decadencia tan notoria que ningún escenario se podía despreciar. O tal vez que se estaba de paso y con un par de días libres. Esto ha venido cambiando desde hace poco más de una década, pero 2013 fue distinto. En 2013 Montevideo pareció estar, por una vez, en el centro de algo.
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Lo que vino y se quedó

2013 no fue un año muy memorable en términos cinematográficos, principalmente porque el cine anglosajón -que aún predomina en las carteleras uruguayas- parece seguir en caída libre en términos de calidad (aunque algunos estrenos de fin de año que aún no llegaron a Montevideo, como 12 Years a Slave, de Steve McQueen o American Hustle, de David O Russell, auguran un repunte eventual). En todo caso, acá están las diez películas internacionales -las locales merecerían una categoría aparte- que gustaron más entre los críticos de la diaria.
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La patria secreta

Es normal en los compositores que comienzan de muy jóvenes su carrera que sus primeros discos sean búsquedas, a acierto y error, de una voz propia, de una personalidad que los diferencie de la legión de músicos que tratan de hacerse su lugar bajo el sol. Sin embargo en Uruguay, país anormal en el que definirse por oposición es -o era- visto como uno de los mayores valores musicales posibles, no son raros los casos 
-sobre todo entre sus nombres más brillantes- en que un compositor ya presenta su personalidad musical casi completa e inconfundible desde sus primeras obras.