A causa de la pandemia generada por la covid-19, este sábado el movimiento Un Solo Uruguay (USU) cambió el acto que realiza desde hace cuatro años en Durazno por una transmisión en vivo por las redes sociales.

La primera actividad fue un debate sobre la forestación en que participaron el diputado de Cabildo Abierto Rafael Menéndez, el senador del Partido Nacional Sebastián da Silva y el integrante de USU Guilermo Franchi.

Menéndez dijo que la ley de 1987 introdujo un concepto, el de “prioridad forestal”, y que en ese momento el espíritu del legislador fue promover la actividad forestal en terrenos que no se usaran para la ganadería o agricultura, y recordó que en la actualidad hay 4.300.000 hectáreas forestadas, un crecimiento de 100 hectáreas nuevas por día en el correr de estos 33 años.

El diputado aseguró que en estos años no todo fueron “rosas”, ya que las plantaciones generaron impactos sociales y medioambientales. Dijo que en los últimos 12 años, 50.000 personas abandonaron el campo; de estos, 40.000 eran trabajadores rurales, en especial de los lugares en que hay plantaciones forestales.

Sobre el proyecto de ley, que tiene media sanción de Diputados, Menéndez comentó que no se quitan tierras ni se modifican subsidios.

El diputado criticó el contrato para la construcción de UPM2 y dijo que Uruguay está comprometido a comprar la energía a esa empresa y obligado a la construcción de un tren. Sobre el final del debate aseguró que hay dos posibilidades: tener país diversificado con distintas producciones o ser un ser un “polo celulósico”.

Da Silva se mostró en desacuerdo con la posibilidad de que Uruguay se convierta en un país que sólo produzca celulosa. “Esa perspectiva la rechazo de plano”, afirmó, y dijo que este es un país destinado a la producción de alimentos. De todas formas, aseguró que hay suelos que no deberían estar plantados con eucaliptos, porque podrían servir para otras plantaciones.

Sobre la ley de 1987 dijo que fue “wilsonista y productivista”, pero “la tenemos que actualizar”. “La propiedad privada nunca es 100% libre, no se puede plantar soja siete veces seguidas”, consideró, por eso dijo que el gobierno tiene que ser cuidadoso con el uso del suelo, ya que es un bien finito.

Por su parte, Franchi aseguró que primero hay que definir “cuántas pasteras queremos y dónde [estarían ubicadas] para después definir en qué suelos se puede plantar”; además, dijo que no se imagina que en Uruguay se planten sólo árboles, pero lo ve como una posibilidad. “Si seguimos con este nivel de libertades nos podemos imaginar cualquier cosa”, sostuvo.

Franchi reclamó condiciones de competencia más justas, puesto que considera que los cambios que se debieron introducir en la ley de 1987 no se hicieron, y la promoción, que al principio tenía sentido para un sector que no existía en Uruguay, se eternizó, y tampoco se genera el retorno que el país necesita porque las empresas forestales trabajan en zonas francas.

A pesar de que Franchi admitió que para forestar un campo se necesitan varias habilitaciones, recordó que se crearon grandes plantaciones con proyectos menores de 100 hectáreas, a los que no se les exige esos controles. Aseguró que él no está en contra de las empresas sino del sistema.