En la madrugada del viernes y tras 18 horas de sesión, la Cámara de Diputados culminó la interpelación promovida por el Frente Amplio (FA) a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, cuyas explicaciones tuvieron el “respaldo” del oficialismo y fueron evaluadas como “insatisfactorias” por la oposición, en sendas declaraciones que se divulgaron varias horas antes de que culminara la jornada legislativa.
Lo extenso de la sesión, el cruce de “relatos” entre ambos bloques y la “oportunidad” de la convocatoria fueron temas que mencionaron como evaluación de la instancia el economista y socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, y el exministro de Economía y senador del FA, Danilo Astori. Ambos conversaron con la diaria sobre lo que dejó la interpelación en materia económica así como su visión acerca de la coyuntura y la gestión del gobierno.
El exjerarca frenteamplista dijo que la interpelación “es un recurso parlamentario muy importante” tanto para el gobierno como para la oposición, pero “con el tiempo el uso del instrumento se ha venido deteriorando”. Al respecto, repasó: “La extensión de estas instancias es extremadamente importante, pero basada en la repetición de argumentos o supuestos argumentos, que nada agregan al corazón de las preguntas y respuestas que se hacen; la interpelación fue preparada por el gobierno antes de realizarla y fue a decir lo que todos sabíamos, fue absolutamente previsible [el discurso], y, naturalmente, también lo fue por parte de la oposición. Otro aspecto que se ha hecho costumbre y que se vio nuevamente, es que se hacen conferencias de prensa anunciando resultados antes de que concluya la interpelación, lo que contribuye enormemente al desprestigio del instrumento”.
Oddone destacó que, a diferencia de otros países de la región, en donde al sistema político “se le hace difícil canalizar en la institucionalidad” los reclamos de la gente, en Uruguay instancias como la interpelación “transmiten a la sociedad que ante circunstancias en las que hay diferencias, unos critican y otros contestan, por más que no haya implicancias de ningún tipo [en términos políticos]”.
Igualmente, marcó que “otra cosa es la oportunidad” de convocar al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) para dar explicaciones, porque “si me preguntás hoy si hay materia para una interpelación, tengo la impresión de que no”. Sobre ese punto, profundizó: “Nada de lo que se dijo constituyó una innovación, la oposición marcó su posición y el gobierno la suya. Eso a la población menos politizada o menos condescendiente con el sistema político le puede parecer algo inútil, una pérdida de tiempo. Son los riesgos que se corren”.
“Apuesta a los malla oro y mucha flexibilidad”
Oddone comenzó su análisis sobre la gestión del gobierno recordando “el mandato que recibió” la coalición liderada por Luis Lacalle Pou en 2019: “Lo que dijo en campaña fue introducir un conjunto de correctivos al funcionamiento económico, algunas reformas importantes, porque la economía por diversas causas había ingresado en un estancamiento y no generaba empleo. Había una demanda de cambios”. Entre otras cosas, mencionó como mandato “una corrección fiscal, reglas que limiten el manejo discrecional del gasto, un programa desinflacionario, y reformas en sectores que tienen efecto sobre la formación de precios, como los combustibles”.
En ese camino el gobierno “se encontró con un pterodáctilo negro” por lo imprevisible, que es la pandemia, hecho que Oddone definió tiempo atrás como “el accidente económico más profundo desde la gran depresión [de 1929]”. Para transitar eso “mostró ser flexible, no rehuyó al uso de los instrumentos a disposición para atacar la emergencia social y proteger a las pymes [pequeñas y medianas empresas], con transferencias sociales y un uso creativo del seguro de desempleo”.
“Un gobierno de centroderecha, que llegó con un diagnóstico de reformas de fondo, se encontró con un evento inesperado e hizo uso de las mejores tradiciones e instituciones de Uruguay. Por ejemplo el Ministerio de Desarrollo Social [Mides] creado por el FA. El arte de gobernar lo llevó a hacer cosas similares o parecidas a las que se venían haciendo”, indicó.
Pese a esto, matizó que “la discusión está en el esfuerzo y la oportunidad” de las medidas llevadas adelante. “El gobierno tiene el propósito de la austeridad desde el primer momento, prioriza lo fiscal, y ha sido coherente con eso. No ha dejado de usar instrumentos que cualquier gobierno usaría en este momento, pero lo hace con una afectación de recursos probablemente menor a lo que desde enfrente la oposición dice. El FA cree que es austero de más y esa es una discusión que tiene que ver con la ideología y las políticas”.
Dentro de esas dos visiones, Oddone señaló que “el gobierno apuesta a la marcha de los malla oro”, procurando una “presión fiscal mínima” y “vigilando que el incremento del gasto sea lo menor posible”. La discusión de fondo, sobre si los esfuerzos del Estado “fueron suficientes o no, tiene que ver con un tema de sensibilidad, de prioridades y de quién es tu electorado”, consideró.
Según su interpretación, para atacar los problemas de pobreza ‒que advirtió son de abordaje “complejo” y por fuera de su expertise‒ los gobiernos han utilizado un conjunto de instrumentos que, si bien llegan a la población objetivo, no lo hacen de manera certera y precisa en función de los problemas a atacar. “Como este gobierno puede que tenga una vocación exagerada por la austeridad”, ocurre que se han “demorado” ayudas para la población vulnerable, sostuvo, y puso como ejemplo que “pasó más de un mes” desde el anuncio sobre salarios y pasividades para que las autoridades anunciaran medidas sociales.
“Las herramientas con las que se llega [a la población vulnerable] parecen ser más diseñadas para gestionar una emergencia que para atacar problemas de fondo. Hay unas 300.000 personas ‒podemos discutir el número‒ que les pasa que, frecuentemente, ante cualquier evento económico, quedan por fuera del sistema formal”, explicó. Si bien marcó que hay programas y transferencias del Mides, la clave es “cómo se articula eso con las políticas de vivienda” u otras que se asocian con el tipo de carencias de esa población. “Es el momento de continuar fortaleciendo al Mides para atender de manera más certera” a este grupo de uruguayos, subrayó Oddone.
Por otro lado, acerca del empleo, el analista apuntó que la recuperación está siendo “asimétrica y heterogénea”. Esto porque se concentra más en el interior del país, en las actividades “asociadas al agro y su entorno exportador”, pero además porque varía en función del nivel de calificación de las personas. “Hoy en personas con alto nivel de instrucción debemos estar en el pleno empleo, pero entre las de bajo nivel de instrucción hay problemas serios”, expresó. En esa línea, dijo que se debe ser “cuidadoso al festejar la mejora en los números de empleo”, cuando hay una “proporción de magnitud” que responde al programa de Jornales Solidarios, impulsado por el gobierno y las intendencias “para actuar sobre la situación de emergencia”.
Acerca de la caída del poder de compra en los últimos dos años, uno de los puntos más mencionados por el FA en la interpelación, Oddone dijo que “políticamente la economía no puede crecer más de 4% [como en 2021] y que el salario real caiga, y es esperable que cualquier gobernante, más en un país como Uruguay con preferencia por la cohesión social, prevea un escenario de recuperación”. No obstante, señaló que “como la recuperación ha sido asimétrica por sectores”, no resulta “sencillo gestionar el promedio”, en referencia a la evolución salarial general de la población, y por ello se recurre “a que cada rama negocie” por su cuenta los términos del ajuste en los Consejos de Salarios.
“La decisión” de procurar una recuperación salarial, “que mostró el gobierno con los anuncios de abril”, pone en tensión “el programa desinflacionario” trazado por las autoridades. “Entramos en una zona de inconsistencia del manejo macroeconómico. Tengo la impresión de que el gobierno ante el tipo de problemas que se enfrentó desde el primer momento del mandato, y por el tipo de relacionamiento interno que hay en una coalición heterogénea, se siente más cómodo gobernando ante lo que se le presenta con una hoja de ruta genérica de apuesta a los malla oro y mucha flexibilidad. Eso hace difícil decodificar cuáles son las prioridades y si hay un manejo consistente”. En resumen sobre este accionar, el economista sostuvo: “El presidente y su elenco se sienten más cómodos actuando de manera reactiva ante un acontecimiento que velados a un plan, que no digo que no lo haya”.
“Hay un divorcio interno que es muy preocupante”
Astori puso el foco en que la política uruguaya hoy se caracteriza por tener “dos relatos profundamente diferentes y eso le hace daño al país, porque profundiza la confrontación en lugar de buscar espacios de acuerdo para hacer cosas de forma conjunta que mejoren la calidad de las políticas”. Como posibles puntos de encuentro, mencionó “temas de muy profundo arraigo en el futuro del país, como la apuesta a la ciencia y la tecnología, y los cambios en la educación, todo relacionado entre sí; o temas coyunturales como la inflación, la carestía o el deterioro del poder adquisitivo de trabajadores y pasivos”. Si bien reconoció que hay entre los dos bloques políticos “diferencias muy importantes”, el tono del debate, “en lugar de achicarlas, las agranda, e instancias como la interpelación lo demuestran”.
Sobre la crítica al gobierno, el exministro de Economía señaló que “en lo estructural no sólo no se aplican medidas que apunten al crecimiento inclusivo, sino que se profundiza la desigualdad a través de acciones que agudizan una distribución muy poco equitativa de la riqueza”. Para ejemplificar esto, repasó que bajó el salario real y creció la pobreza en comparación con 2019.
Por otro lado, indicó que “los resultados desde el punto de vista de la apertura del país, en materia de política exterior, han sido prácticamente inexistentes”. Astori también puntualizó en críticas instrumentales, por ejemplo, en el manejo de la política económica, que entiende no muestra coordinación ni consistencia.
“La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y pasivos ha tenido un peso tremendo en la reducción del déficit fiscal. Hay un manejo empecinado y muy inflexible de parte del gobierno. Para tener una idea, en 2021 se cerró con un déficit fiscal inferior en 350 millones de dólares al previsto, y lo anunciado recientemente, la supuesta mejora de salarios y pasividades, es la tercera parte de ese menor gasto”, declaró.
Sobre el nivel de inflación, foco de las críticas del FA en las últimas semanas, Astori manifestó que, si bien reconoce “que hay factores externos” que inciden, “también hay factores internos que son defectos de la política económica”. Señaló que “cuesta entender” la “separación que hay en la conducción de la política económica entre el MEF y el Banco Central [BCU]; hay una descoordinación, al punto que el BCU no estuvo en la interpelación” como parte de la delegación.
“Desde el punto de vista coyuntural y de la búsqueda de equilibrios, tiene que haber una coordinación fina entre la política fiscal, la monetaria y de ingresos. Pero acá parece que la única misión del BCU es lo monetario y no es responsable de la política económica de la que está al frente el MEF. Hay un divorcio interno que es muy preocupante”, opinó. Añadió que “no es que haya una falta de coordinación” por algún motivo, “sino que es provocado, deliberadamente; ese es el rumbo de la política económica” del gobierno.
En tanto, Astori se posicionó “en desacuerdo” con [la política de suba de la tasa de interés del BCU para incidir en las expectativas y contener la inflación] en el mediano plazo porque conlleva “una contradicción implícita: por pretender el BCU infundir credibilidad en la lucha contra la inflación se están provocando daños indirectos a la producción, dificultando la reactivación ante la baja del tipo de cambio [la caída en la cotización del dólar]. Se perjudica un factor fundamental de la actividad como son las exportaciones”.
“Si seguimos por este camino” en el manejo económico, el senador frenteamplista cree que “hay altas probabilidades” de que continúe bajando el valor del dólar y creciendo la inflación, por la descoordinación entre las acciones del BCU y el MEF.
Dentro de “lo positivo”, comentó que “hay un gesto [por parte del gobierno] de mirar a los que más están sufriendo con un conjunto de medidas que van en una dirección que compartimos”. De todas formas, sostuvo que “llegan muy tarde”, porque durante los dos años de caída del poder adquisitivo hubo “un deterioro en las condiciones de vida” que no se subsanará, y “el otro gran problema es que son totalmente insuficientes”.
Acerca del empleo y la inversión, Astori apuntó que al entrar en la fase final de la construcción de la segunda planta de UPM y cerrarse otros proyectos, hay riesgos de frenar una recuperación, que además evaluó como “débil”, entre otras cosas porque “debe ser enmarcada en una caída de la tasa de actividad, es decir, que mucha gente dejó de buscar trabajo [y no entra en los registros de desempleo]”. En su opinión, el gobierno debe pensar en un “programa” de inversión estatal, “que hoy está por el suelo”, pero criticó que “la visión económica que gobierna el país intenta reducir al máximo el papel del sector público”.
De cara a la Rendición de Cuentas, el proyecto de modificación presupuestal que el gobierno debe enviar a mitad de año al Parlamento y se discutirá en los próximos meses, el exvicepresidente dijo que el MEF se muestra “inflexible” en su postura de no incrementar las partidas y eso “puede ser muy negativo para el país”. Aseguró que de parte del FA “hubo y habrá propuestas” específicas, y debe “hacerse un esfuerzo por parte de ambos, gobierno y oposición, para encontrar algún acuerdo que contribuya a mejorar la realidad del país, porque si seguimos con un enfrentamiento como el que tenemos hasta ahora el futuro puede ser complicado desde lo político, social y económico”.