Durante menos de 40 minutos, el presidente Luis Lacalle Pou repasó sus prioridades de gobierno y se comprometió a “defender los derechos de todos los uruguayos” y a crear un Uruguay más “libre”.
Lacalle Pou y la vicepresidenta Beatriz Argimón llegaron minutos antes de las 14.00 para ser investidos en sus respectivos cargos por el presidente del Senado, José Mujica, frente a la Asamblea General. El hemiciclo de la Cámara de Representantes estaba colmado. Además de senadores y diputados, estaban los familiares de la nueva fórmula presidencial y las delegaciones extranjeras. Había cinco mandatarios de otros países: Jair Bolsonaro (Brasil), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Sebastián Piñera (Chile), Iván Duque (Colombia) y Abdul Hamid (Bangladesh). También estaban el rey Felipe de España, el vicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, y cancilleres de varios países, como el de Argentina, Felipe Solá, y Karen Longraik, de Bolivia. Además, asistió el administrador de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, Andrew Wheeler, y el líder del oficialismo en la Cámara de los Comunes de Canadá, Pablo Rodríguez, de origen argentino.
El que dio la nota durante la sesión fue el diputado frenteamplista Gerardo Núñez, que se apersonó vestido con una camiseta con la bandera de Cuba, en una clara alusión a la decisión de Lacalle Pou de no invitar al gobierno de ese país a la asunción. Otro que se destacó por su atuendo fue el diputado oficialista Guillermo Besozzi, que lucía un curioso poncho blanco con la bandera de Uruguay. Luego, el ex intendente de Soriano se sumó a la cabalgata que escoltó a Lacalle Pou hasta la plaza Independencia.
El discurso
Tras ser presentados por Mujica y de que sonara el Himno Nacional, Argimón tomó la presidencia de la Asamblea General e inmediatamente después comenzó el discurso de Lacalle Pou ante el cuerpo. Tras saludar a los ex presidentes Julio María Sanguinetti (ahora senador), Mujica y Luis Alberto Lacalle (su padre). El mandatario comenzó su discurso destacando que la Constitución se viene cumpliendo desde hace 35 años, que la democracia del país ha sido reconocida como “una de las mejores del mundo” y que el nuevo gobierno tiene “la responsabilidad de continuarla”.
Luego aseguró que los gobernantes son “inquilinos del poder” y “empleados de los ciudadanos”, y que están para “servirlos”. En esa misma línea, aseguró que el nuevo gobierno pretende “tener una relación transparente y de comunicación constante para poder generar confianza”.
Destacó que por primera vez el país será gobernado por una coalición de cinco partidos. “Esta vez la ciudadanía dio un mensaje claro, contundente: dijo que es necesario un cambio, pero un cambio acompañado de acuerdos, y ahora es hora de cumplir con la voluntad popular”, expresó. Luego aclaró que eso será “en diálogo constante con los partidos políticos que no forman parte de nuestro gobierno y con todas las organizaciones civiles”.
Los aplausos más fuertes que se ganó el presidente fueron cuando dijo que el nuevo Poder Ejecutivo se negaba a que esta “nueva etapa” consistiera en “cambiar una mitad por la otra”, ya que “la unión es lo que nos piden los uruguayos”. Según dijo, se buscará “continuar lo que se hizo bien, corregir lo que se hizo mal y, sobre todo, hacer lo que no se supo o no se quiso hacer en estos años”.
Acto seguido, Lacalle comenzó a hacer consideraciones sobre algunos de los objetivos de su gobierno. Uno de ellos será bajar el desempleo, cuya cifra es “la más alta de los últimos años”; en los últimos años la situación “se ha deteriorado, la inversión ha bajado y más de 50.000 uruguayos han perdido su empleo”, agregó. Por eso, es necesario “iniciar urgentemente una recuperación de la competitividad nacional” y del “precio de los servicios públicos”, así como “ordenar adecuadamente los recursos humanos del Estado”. Además, Lacalle Pou dijo que se comprometerá a dar un “apoyo directo a las micro, pequeñas y medianas empresas” y generar una “apertura de mercado en mejores condiciones para nuestros bienes”.
Respecto de la situación fiscal, expresó que el actual es el déficit fiscal “más alto de los últimos 30 años”. Recordó su promesa de campaña de tener un gobierno austero y aseguró que impulsará una “verdadera regla fiscal”, además de la agencia de evaluación y monitoreo de políticas públicas.
Además, el presidente dijo que es “inminente” una reforma de la seguridad social, que “el gobierno saliente definió su urgencia pero no la acción”, y se comprometió a convocar a “todos los partidos políticos”, a la sociedad civil y a los técnicos idóneos para su discusión.
Uno de los temas que Lacalle Pou destacó con más insistencia fue “la crisis de la seguridad humana” que, a su entender, vive el país. “No tenemos dudas de que estamos ante una emergencia”, aseguró. Recordó la reunión que tendrá este lunes con las jerarquías policiales y dijo que en su gobierno “se cuidará a los que cuidan”. “No estamos dispuestos a ceder territorio a la delincuencia o al narcotráfico, y vamos a perseguir el abigeato, que desola gran parte del interior de nuestro país. Vamos a recuperar el control de cada rincón de nuestra patria, y también de las cárceles”, aseguró.
El presidente fue muy crítico con la situación actual de la educación del país y dijo que estos años “han sido un período de retroceso en nuestra enseñanza”, a pesar de las “grandes cantidades de dinero invertido”. Según anunció, habrá cambios en el “funcionamiento cotidiano de los centros de enseñanza”, para convertirlos en “auténticas comunidades educativas”, y que se modificará la gobernanza de la educación, a fin de “hacerla más efectiva”.
Seguidamente, Lacalle Pou pidió fortalecer el Mercosur, pero al mismo tiempo “flexibilizar el bloque para que cada socio pueda avanzar en procesos bilaterales con otros países”. Además, sostuvo que es necesario internalizar el acuerdo comercial del Mercosur con la Unión Europea: “Los procesos iniciados deben terminarse: si no se terminan, generan descreimiento”. El presidente aseguró que para afianzar los intereses del bloque “no debe importar el signo político de cada uno de los miembros”. “Si dejamos de lado estas cuestiones ideológicas que nos pueden diferenciar, el bloque se va a fortalecer en el concierto internacional”, continuó el mandatario, que tampoco invitó a Venezuela a la asunción por considerar al gobierno de Nicolás Maduro un régimen dictatorial.
Sobre el final, dijo que su gobierno se compromete a “respetar el derecho de todos”, entre los que mencionó a los que tienen “simpatía” con el actual gobierno y los que “hubieran preferido que gobernaran otros”; “los de de quienes viven de su trabajo y los de quienes generan esos puestos de trabajo”, y “los de hombres y mujeres de distintas creencias y orientaciones sexuales”, entre otros.
“Dentro de cinco años podrán evaluar los uruguayos nuestro desempeño. Estamos convencidos de que si al final del período los uruguayos son más libres, habremos hecho bien las cosa; de lo contrario, habremos fallado en lo esencial”, concluyó.
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