Una coalición es, en esencia, cuando los partidos o facciones cogobiernan y toman las grandes decisiones juntos, explicó a la diaria el politólogo y director de Factum, Óscar Bottinelli. De esa manera funcionó la coalición durante el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti (1995-2000), cuando había un diálogo permanente entre Sanguinetti y el presidente del Partido Nacional (PN) Alberto Volonté. “Lo mismo pasó en el gobierno de Jorge Batlle [2000-2005]”. Cuando a mediados de 2002 “el PN consideró que era necesario un cambio en el equipo económico”, en plena crisis económica, Sanguinetti, Batlle y Luis Alberto Lacalle acordaron que asumiera Alejandro Atchugarry.

En 2019 la coalición “multicolor”, conformada por el PN, el Partido Colorado (PC), Cabildo Abierto (CA) y el Partido Independiente (PI), tuvo otras características: fue una coalición electoral, y después de ganar las elecciones es Lacalle Pou el que reparte cargos y después pregunta nombres. Para el politólogo en ese entonces no hubo acuerdos y tampoco los hay hoy a la hora de tomar distintas medidas, “ni el PC ni CA [los socios más fuertes] son consultados sobre los decretos o resoluciones que va a tomar el Ejecutivo”, salvo que el ministro no sea nacionalista.

Esta manera de gobernar quedó de manifiesto en la política internacional, donde “se han tomado decisiones trascendentes, como votar al candidato de Donald Trump para presidente del Banco Interamericano de Desarrollo [BID], con la pública oposición de Sanguinetti, que firmó un manifiesto con otros presidentes de América Latina en contra del acto”.

Para el politólogo ese suceso demuestra que no hay una coalición y que “hay un liderazgo absoluto de Luis Lacalle Pou”. Otro ejemplo es la ley de urgente consideración, que fue enviada por el Poder Ejecutivo a los partidos para que hicieran sugerencias, pero después el Ejecutivo hizo su propio proyecto sin que sus socios lo vieran.

Bottinelli considera que lo que sí existe es una coalición legislativa, ya que en el correr de un año sólo hubo dos ocasiones en las que se fracturó la asociación: en la votación de la ley de aeropuertos y en la ley de forestación. En el primer caso, el proyecto fue impulsado en el período anterior y fue tratado en noviembre de 2020 con el apoyo del Frente Amplio (FA), del PN y el sector Batllistas; el segundo caso fue en la votación de la limitación del área forestal. En esa ocasión CA presentó el proyecto y en Diputados, en diciembre de 2020, la media sanción se logró gracias a los votos de CA, del FA y del Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI).

Sin embargo, ni la forma de manejo del gabinete por parte del presidente ni la cohesión de los partidos en el Parlamento son los temas que ocupan la agenda por estos días. Uno de los hechos con más repercusión fue la publicación de una conversación que mantuvo Enrique Montagno (CA), vocal del directorio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), con un exmilitante cabildante. En síntesis: Montagno criticó al gobierno y dijo que el presidente de la institución, Leonardo Cipriani (PN), es un “politiquito”; además, aseguró que gracias a él entraron 135 personas a ASSE. Esto derivó en la renuncia de Montagno y, luego, la destitución de unos 30 funcionarios que, según Cipriani, habrían ingresado sin la aprobación del organismo, pero con el aval del cabildante.

Para Bottinelli, esta no es la primera diferencia ni la más significativa dentro de la coalición gobernante. Cree que la repercusión que tuvo se debe a que está involucrado el partido liderado por Guido Manini Ríos. El politólogo dijo que primero hubo una ruptura pública en la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE), entre el presidente Miguel Vaczy y el vicepresidente Gustavo Osta. “Fue un enfrentamiento entre el PN y el PC. El vicepresidente de AFE, un hombre muy cercano a Sanguinetti, salió durísimo contra el presidente”, cuando el vicepresidente acusó a Vaczy de haber cometido abuso de funciones.

“En el caso de ASSE fue una conversación privada, grabada por una de las partes sin el conocimiento de la otra, que después fue publicada por un medio de comunicación [Búsqueda]. El medio creó un hecho político, es distinto a lo de AFE, en donde el vicepresidente sale a hablar. Lo importante en ASSE es que después de conocida la conversación, el presidente toma una serie de medidas y acciones de ataque contra CA. El hecho político lo crea el presidente de ASSE, Cipriani, con las remociones. Estos sucesos revelan patologías de este esquema de gobierno. Son los dos episodios de rispideces significativos, pero ninguno de los dos tiene que ver con aspectos políticos sustantivos, diría que lo de la presidencia del BID es el mayor resquebrajamiento”, dijo Bottinelli.

Sobre CA, el politólogo aseguró que tiene “muchas particularidades” y una de ellas es que por primera vez en 100 años aparece con fuerza un nuevo partido político. Los otros se crearon en el siglo XIX. “Todo lo demás son transformaciones, fusiones de esos partidos”, aseguró, pero especificó que en la misma situación fundacional está el PERI, aunque la diferencia es la potencia electoral.

Con relación a Manini Ríos, consideró que se creó una caricatura sobre él y que operaron más sobre ella que sobre el político. “Manini no es un militar común y silvestre al que un día se le ocurrió hacer política, su familia fue muy importante en Uruguay. Pedro Manini Ríos [su abuelo] fue ministro de José Batlle y Ordóñez, y luego lideró el coloradismo contrario a Batlle y Ordóñez. Su padre fue diputado y su tío fue el primer ministro del Interior de Sanguinetti. Otra cosa que se saltea es que Manini es licenciado en Historia y un hombre muy influido por el pensamiento de José Enrique Rodó y Alberto Methol Ferré (un hombre que tuvo un periplo político variado, pero que fue asesor de Liber Seregni)”. Además, recordó que fue ascendido a comandante en jefe del Ejército durante el gobierno del FA.

Bottinelli agregó que CA, como nuevo partido, tiene la peculiaridad de que sus legisladores no cuentan con experiencia en cargos públicos, por lo que “hay mucha espontaneidad y no están muy acostumbrados a los códigos políticos ni al trato con el periodismo; eso lleva a que hagan declaraciones inconvenientes”.

Para el politólogo, Manini no aceptó ser ministro de Salud Pública porque intuyó la hegemonía de Lacalle Pou, algo que después se confirmó con el alejamiento de Ernesto Talvi (PC) del Ministerio de Relaciones Exteriores. “El líder de un partido sólo puede estar en el gabinete si hay cogobierno y si la actitud del presidente es de igualdad, y esa no es la concepción de Lacalle Pou. Talvi, como cabeza del PC, no podía estar al mismo tiempo como subordinado del presidente de la República”, argumentó.