“Si al agro le va bien, al país le va bien”, dijo el presidente, Luis Lacalle Pou, a fines del año pasado en Soriano, durante la inauguración de la cosecha de trigo. Al menos la primera parte de la frase se cumplió: el sector agroexportador estableció un nuevo récord en 2021 con 11.550 millones de dólares en ventas al exterior. Y volverá a hacerlo este año con un incremento estimado de 30%. A pesar de estas cifras, las miradas de los actores del sector sobre la situación actual y la gestión del gobierno son disímiles, y van desde la crítica hasta el reconocimiento.
El balance que hace la Asociación Rural del Uruguay (ARU) de estos dos años y medio de gobierno es positivo. El presidente de la gremial, Gonzalo Valdés, que mantuvo diversas reuniones con autoridades en una nueva edición de la Expo Prado, dijo a la diaria que se trata un “gobierno muy cercano al agro” y eso se pudo ver en las medidas que ha implementado. “Se siente que es un gobierno que está muy afín con el sector agropecuario, que de hecho confió en el sector como motor de salida de los efectos de la pandemia”, y, por eso, “sentimos la responsabilidad de producir cada vez más, de mejor calidad”, manifestó.
En sintonía, Julio Armand Ugón, expresidente y actual dirigente de la Federación Rural (FR), dijo a la diaria que la evaluación del gobierno es “totalmente positiva”. A su juicio, hay un “mejor” vínculo en comparación con el anterior gobierno del Frente Amplio (FA), con el cual “si bien había una buena relación, no te hacían caso”. En cambio, “ahora uno va a hablar y te entienden más, algunas cosas se han ido pidiendo y solucionando”.
Las grandes gremiales han transmitido su apoyo al gobierno en distintas ocasiones. Durante la campaña del referéndum sobre ley de urgente consideración, la ARU y la FR se pronunciaron públicamente a favor de la normativa y manifestaron que era una ley “correcta” no sólo en los temas que refieren al agro, sino también en otros, como la intermediación financiera y la seguridad.
Pero la cercanía no sólo se ha dado en el plano ideológico, sino también en el ámbito político. Lacalle Pou eligió para liderar el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) al colorado Carlos María Uriarte, que había estado previamente al frente de la FR. Al equipo también se integraron dos expresidentes de la ARU: José Bonica al frente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y Fernando Mattos, titular del Instituto Nacional de Carnes (INAC), que luego pasó a ocupar la titularidad de la cartera.
Las gremiales rurales también tuvieron un rol destacado en el conflicto que llevó a la renuncia del director ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA), Gastón Cossia, en febrero de este año. En particular el veterinario no contaba con el respaldo de la FR, que había pedido al gobierno su destitución por no notar avances en torno al control de las jaurías de perros. El cruce llegó a tal punto que un grupo de productores colocó ovejas heridas y muertas en la plaza Independencia como forma de manifestar su malestar. En esa oportunidad, Cossia dijo a la diaria que había terminado ganando el lobby de los productores y la FR.
El episodio más reciente de la sintonía entre el gobierno y las gremiales fue la marcha atrás del registro obligatorio de aplicación de agroquímicos. El director general de Servicios Agrícolas, Leonardo Olivera, explicó a la diaria que a partir de intercambios que el gobierno mantuvo con las gremiales agropecuarias se resolvió que todos los registros serán de forma voluntaria por el plazo de un año. “Es libertad responsable”, dijo el jerarca.
Los temas que preocupan a las grandes gremiales
Esta semana las gremiales y el gobierno convergieron en la Expo Prado, uno de los eventos del sector rural más importantes del año. El presidente de la ARU dijo que mantuvieron reuniones “a agenda abierta” con el gobierno e intercambiaron sobre “lo que pasó en el último año, la coyuntura del momento y cuáles son las ideas que tenemos nosotros y las del gobierno hacia el futuro”. La competitividad, el tipo de cambio y la inserción internacional fueron los principales temas arriba de la mesa.
A eso le suma el precio de los combustibles, “que obviamente también pone en una situación complicada al sector”. Desde que asumió el gobierno el gasoil aumentó 60% en dos años y medio. Sin embargo, Valdés recalcó que la ARU acompañó desde el inicio el esquema del precio de paridad de importación, porque lo creen “conveniente en la medida en que transparenta el mecanismo de fijación de los precios, de cierta forma evitando que [el precio del combustible] tenga fines recaudatorios”.
Si bien señaló que son conscientes de que los combustibles han aumentado, también observan “que durante un tiempo y en épocas importantes para nosotros de cosecha, por ejemplo, el gobierno hizo un esfuerzo para soportar un poco la suba, no por la sugerencia técnica de la Ursea [Unidad Reguladora de los Servicios de Energía y Agua] sino por voluntad política, lo cual entendemos que fue una buena medida, y en este momento hubo una rebaja de naftas, sin rebaja de gasoil”, acotó. Según dijo, la ARU está expectante de que, en “la medida en que baje el petróleo este mes, se ajuste un poco a la baja”, pero reconocen “el esfuerzo que ha hecho” el gobierno.
Según Armand Ugón, “hay medidas que respaldan el discurso” de Lacalle Pou a favor del agro. A modo de ejemplo, señaló el alza de los precios de los granos, que “si bien no es precisamente un logro del gobierno, el gobierno tampoco puso ninguna traba al ver que subían”. Destacó también avances en sanidad, seguridad –disminución de los abigeatos y fortalecimiento de la policía rural– y, sobre todo, el plan de erradicación de la mosca de la bichera, “un antes y un después para la ganadería”.
Otro de los reclamos históricos de las gremiales rurales ha sido la disminución de la carga impositiva al sector. Al respecto, Valdés señaló que Mattos, al principio de su gestión, “fue muy claro” y propuso “una reforma del sistema tributario del agro”, una idea “que fue ratificada en su momento por la ministra de Economía, Azucena Arbeleche”. Sin embargo, señaló que al día de hoy no tienen ninguna información de cómo se implementaría. “Está la intención pero no hay nada en concreto. En función de eso no podemos emitir opinión porque, al no tener el proyecto, no podemos plantear nada, ni a favor ni en contra”, apuntó.
En mayo, la FR cerró su congreso anual con una declaración que celebraba “la disposición del gobierno al diálogo y a la búsqueda de soluciones”. No obstante, la gremial apuntaba que era tiempo de “concretar” las reformas “necesarias y anunciadas” por las autoridades. En particular, cuestionaba el “atraso cambiario” del peso uruguayo con respecto al dólar, que afecta “la competitividad del sector exportador”.
Hablan por sí solos
En 2021 hubo récord de exportaciones: 11.549 millones de dólares, según datos de Uruguay XXI. La mayor cifra registrada anteriormente fue de 10.059 millones de dólares en 2014. Sin embargo, a diferencia de la de 2014, que se mantuvo arriba durante seis años, la marca del año pasado durará poco. Por lo que se viene exportando, este año se romperá nuevamente el récord.
Uruguay XXI proyecta que las exportaciones de bienes alcanzarán en 2022 los 14.100 millones de dólares, esto es, un incremento interanual de 30% con relación a 2021 y de 55% en comparación a 2019, último año de gobierno frenteamplista y último año antes de la pandemia. No hay registros recientes de un crecimiento tan fuerte en el valor de las exportaciones, destaca Uruguay XXI. Por ahora, el pronóstico va acercándose a la realidad, e incluso podría quedarse corto. En lo que va del año ya se acumularon 9.406 millones de dólares en exportaciones, lo cual supone un aumento interanual de 35%.
Para Guillermo Franchi, dirigente de Un Solo Uruguay (USU), todos estos números “solaparon y disimularon” los reclamos del sector productivo. Gracias a “cuestiones externas”, como los altos precios de los commodities, “se disfrazaron los problemas estructurales”, indicó a la diaria. Pero, sostuvo, en lo que va del mandato el gobierno “no atacó lo interno”.
A su parecer, hasta ahora “hubo mucho discurso” de apoyo al campo pero “muy pocos hechos”. “Hay un montón de reclamos que no se atendieron”, puntualizó. Según el dirigente de USU, el costo del Estado –el mayor de ellos– no tuvo ningún cambio: “El déficit fiscal bajó, pero por un aumento de la recaudación y no por un achique del gasto público, eso realmente preocupa. El año pasado el Estado batió la cifra de 20.000 millones de dólares de costo operativo”.
Consultado acerca de los temas pendientes para la segunda mitad del mandato, Franchi apuntó contra el fideicomiso del boleto, cargado en el precio del gasoil. “Los empresarios del sector productivo siguen subsidiando a los empresarios del transporte urbano”, criticó. Asimismo, cuestionó que se hayan descartado otros cambios en el mercado de combustibles, como “la opción de la libre importación”. “Lamentablemente eso no se corrigió”, manifestó.
“El derrame no se ve reflejado en la sociedad”
Para Mario Buzzalino, integrante de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), la frase que dijo el presidente en Soriano se cumple a medias porque el sector agropecuario es muy grande y hay “muchísimos rubros diferentes”. “Tal vez tengamos a la carne, la soja, la celulosa, el trigo, el arroz, incluso la lechería como estrellas de esta película, pero esa no es la realidad de la mayoría de los productores”, sentenció.
Si bien al sector agroexportador “le fue muy bien”, Buzzalino se pregunta cuál es el derrame de esa bonanza. “El año pasado se fueron entre 7.000 y 8.000 millones de dólares a la banca exterior. Muy probablemente las grandes entradas de dinero son exportaciones de esos cuatro rubros a los que le fue bien y es plata que no se invirtió en el país. Toda actividad productiva y exitosa tiene un grado de derrame, pero no se ha visto reflejado en toda la sociedad uruguaya y mucho menos en todos los rubros”, expresó.
Incluso señaló que dentro de esos rubros tan exitosos hay productores a los que “no les va bien” y eso está relacionado con la “escala”. “Los productores chicos han tenido una suba explosiva de los fertilizantes, de los insumos en general. Después hay sectores más intensivos, por ejemplo, la granja, que viene atravesando más de tres años muy problemáticos en cuanto al clima y sobre todo a los precios”, señaló.
Estos rubros dependen del mercado interno y han visto que “hay una masa salarial de trabajadores que ha tenido rebaja en sus salarios. Esos que son nuestros clientes, nuestros aliados estratégicos, también han visto disminuir su capacidad de compra”, señaló.
Otro problema que visualiza son los “recortes” en el Instituto Nacional de Colonización, “que es la única herramienta que tiene el productor chico, los jóvenes o los asalariados rurales para el acceso a la tierra”. También señaló que hubo recortes en el INIA y cuestionó la decisión de reasignar recursos del INAC a la ciencia y la tecnología, aunque sea el “instituto más fuerte”. Para Buzzalino, es una apuesta “complicada” y esto “preocupa a las gremiales”. “Nosotros no nos quedamos llorando en el rincón, lo hemos planteado en el Parlamento y a los ministros, pero son decisiones políticas”, apuntó.
Del mismo modo, Armand Ugón opinó que la reasignación de recursos del INAC “no es una buena señal para los productores”. En tanto, Franchi afirmó que se trata de “prácticamente retenciones a las exportaciones”. “No es por el monto, sino por la forma”, sostuvo; “abre un camino bastante peligroso, muy parecido al de Argentina”.
“Hay lógicas que se repiten”
Para Franchi, “no hubo realmente un viraje en materia de política económica”. El récord de exportaciones responde a “un tema de precios internacionales” y no a medidas concretas del gobierno. Esto, a su entender, compromete la rentabilidad del sector productivo a mediano plazo, cuando la coyuntura internacional cambie, los precios caigan y se mantengan los costos.
“Hoy, por ejemplo, tenemos una baja en el valor de la carne que exporta Uruguay. Eso vuelve a dejar de manifiesto los problemas estructurales de la carga tributaria y los costos operativos que tiene el sector ganadero”, señaló.
En efecto, el informe mensual de agosto de Uruguay XXI marca una nueva caída de las ventas de carne bovina, 20% por debajo del mismo mes del año pasado. China está comprando menos, bajó la faena. Con todo, entre enero y agosto de 2022 se observa un incremento de 27% a igual período de 2021, año récord en ventas de carne bovina.
“Hay lógicas que se repiten”, dijo Franchi en referencia al gobierno del FA; y afirmó que a la vez que disminuye el valor de la carne en el mercado internacional, “vuelven a asomar las mismas piedras que asomaron en 2015”, que ocasionaron “la debacle que terminó con un cambio de gobierno en 2019”.