Este artículo forma parte de los más leídos de Política de 2021
La trayectoria política de Jorge Larrañaga estuvo marcada por la resiliencia. “Soy un combatiente”, se definió en una entrevista con la diaria en 2018, luego de haber decidido presentarse a las internas del Partido Nacional (PN) para buscar nuevamente ser candidato presidencial.
Con la llegada de Luis Lacalle Pou a la presidencia, Larrañaga se convirtió en ministro del Interior, pero antes se había desempeñado en muchos otros cargos. Abogado de profesión, comenzó su carrera política como edil, en Paysandú, en 1985. Cuatro años después fue electo intendente (1990-1995) y volvió a ser elegido por otro período (1995-2000). “Tuve la audacia de ser intendente [de Paysandú] muy joven, con 32 años; después pasé a la palestra nacional, conformé un grupo, y eso me llevó a ser candidato único del PN contra el mejor Frente Amplio [FA] y el mejor Tabaré Vázquez. Llegué al porcentaje más alto que obtuvo el PN desde la dictadura hasta acá. Después seguí en las dos campañas siguientes y el año pasado decidí volver a ser precandidato porque creo que tengo un buen proyecto político y una responsabilidad”, relató en la entrevista con la diaria.
- Leé más sobre esto: Jorge Larrañaga: “Todas las elecciones internas terminan polarizándose”
En 2000, Larrañaga asumió por primera vez la banca en el Senado, cargo por el que fue reelecto nuevamente en tres oportunidades. En 2004, Larrañaga ganó en la interna de su partido frente a Luis Alberto Lacalle Herrera y se presentó a las elecciones presidenciales por primera vez, cuando cosechó 35% de los votos. En 2009 peleó en la interna del partido, pero terminó siendo electo candidato Luis Alberto Lacalle; tras la derrota, Larrañaga aceptó ser candidato a la vicepresidencia en las elecciones, en las que el PN terminó perdiendo frente a José Mujica y Danilo Astori (FA).
A pesar de haber dicho que no volvería a subir las escaleras del Honorable Directorio tras perder contra Lacalle Pou en las internas de 2014, Larrañaga decidió volver a competir en la interna blanca y promover la reforma constitucional. La campaña se llamó “Vivir sin miedo” y fue vista como una forma de reposicionarse en la interna del PN y fortalecerse nuevamente como líder de su sector, Alianza Nacional. Larrañaga sostenía que caminaba como “caballo de verdulero: con las anteojeras que sólo le permiten ver para adelante”.
Lacalle Pou ganó la interna y Larrañaga quedó posicionado en tercer lugar, atrás del empresario Juan Sartori. Pocos días después de ganar la segunda vuelta, en noviembre de 2019, el entonces presidente electo se reunió con Larrañaga y le propuso ser ministro del Interior.
La gestión de Larrañaga al frente de la cartera estuvo atravesada por la emergencia sanitaria. Durante el primer año -marzo de 2020 a febrero de 2021- se registraron bajas en los principales delitos –en homicidios, rapiñas, hurtos, violencia doméstica y abigeato– de entre 5% y 20%. Mientras desde la cartera argumentaron que la disminución se debía a la actuación de la Policía, desde la oposición se cuestiona la forma de registro de las denuncias y la incidencia de la pandemia en los números actuales.
El wilsonismo
Larrañaga fue uno de los representantes del ala wilsonista del PN. En un homenaje a Wilson Ferreria Aldunate, en 2016, sostuvo que “el proyecto wilsonista” mantenía plena vigencia. “El proyecto wilsonista, vencedor de la tiranía del tiempo, continúa siendo lo más nuevo, lo más moderno y renovador del sistema político uruguayo, por eso Wilson sigue siendo el último revolucionario, porque sus ideas lo son”, agregó.
Mantuvo un vínculo fluido con José Mujica al inicio de su presidencia, algo que fue criticado por sus pares. “Wilson le dio gobernabilidad a un gobierno que no tenía mayorías. Más allá de que [Julio María] Sanguinetti había sido el artífice de su exclusión de las elecciones, Wilson tenía claro que el gobierno civil electo era de una enorme fragilidad. Entonces va y pone el lomo ancho para que haya un curso razonable para la vida del país. Hoy la coyuntura es completamente distinta, el poder está legitimado y el gobierno tiene mayorías propias”, cuestionaba Miguel Cecilio, dirigente histórico e integrante de la corriente Wilsonismo del Siglo XXI, en diciembre de 2010, en diálogo con la diaria.
Con el tiempo, la relación con Mujica se enfrió. Más adelante, Larrañaga relativizó el vínculo que tuvo con el exmandatario y dijo que él mantenía un diálogo fluido con varios dirigentes de otros partidos. “Eso se ha exagerado mucho más de lo que en realidad se podía apreciar. Se han sacado conjeturas, proximidades. Yo me reúno y converso con [Edgardo] Novick, con [Ernesto] Talvi, tengo excelente relación con [Pedro] Bordaberry, con Pepe Amorín, con [Julio] Sanguinetti. Lo visito en la casa y converso con él. Con el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, tengo una muy buena relación y nos hemos juntado a tomar mate en el Hipódromo de Maroñas. Eso no significa nada, soy inclaudicablemente blanco”, dijo en diálogo con Galería, en 2018.