A dos meses y medio de las elecciones internas, el senador Mario Bergara, líder de la alianza Convocatoria Seregnista-Progresistas (CSP), quien había lanzado su precandidatura en agosto del año pasado, resolvió bajarse de la competencia y apoyar a Yamandú Orsi.
El senador explicó este miércoles en rueda de prensa que los “objetivos” que se trazó el espacio, en el sentido de “contribuir al triunfo del Frente Amplio [FA]” y “fortalecer el espacio seregnista”, “hoy por hoy se lograrían con más factibilidad” sin su precandidatura.
La senadora Liliam Kechichian, de Fuerza Renovadora, uno de los sectores que integran CSP, dijo a la diaria que por más que se haya decidido apoyar a Orsi, el espacio liderado por Bergara -definido como el ala moderada del FA- “existe”. “Nos lo mostraron las internas del FA, nos lo muestra la historia de la fuerza política y nos lo muestran los tres senadores que tiene hoy la lista 95”, dijo en referencia a Bergara, José Carlos Mahía (Asamblea Uruguay, AU) y ella misma.
Bergara en esta etapa
Bergara también precisó en la rueda de prensa que CSP no integrará “el esqueleto de la campaña” de Orsi y mantendrá su impronta con relación a sus posicionamientos “en todos los terrenos”, por ejemplo, “en política económica, en política exterior, en la visión sobre el Estado”, e incluso puede pasar que tengan “posturas diferentes sobre algunos temas, como es el caso ahora del posible referéndum referido a los ingresos por concurso y sorteo en las intendencias departamentales”.
Kechichian sostuvo que Bergara no jugará el mismo rol que antes y ahora tendrá un rol protagónico como “cabeza de la lista 95 en la campaña que, de aquí a junio, tendríamos que hacer para tener una gran votación del FA”. El diputado Carlos Varela, de AU, agregó en diálogo con la diaria que Bergara tiene “mucho para aportar” en esta etapa. “No estamos solamente sumando porcentajes de posibles votos, estamos sumando elementos que tienen que ver con la experiencia de gobierno, con una preparación muy particular que tiene Mario en el escenario político, profesional y académico, más las experiencias que tuvo junto con el general [Liber] Seregni y Danilo Astori, nada menos”.
Orsi y Bergara acordaron también concretar una serie de acuerdos entre el Movimiento de Participación Popular (MPP) y CSP para el caso de un eventual gobierno. Kechichian sostuvo que el objetivo es que el documento “contenga las ideas” que consideran importantes potenciar en la campaña y a futuro, pero “no sólo de política económica”, sino en “una cantidad de temas”.
Señaló que en los últimos años han tenido coincidencias con el MPP en el Congreso, en la definición del programa y en la “defensa de las institucionalidades” del FA. Y agregó que esos puntos compartidos “nos acercan mucho más que al otro bloque que acompaña a Carolina [Cosse]”, en referencia al Partido Socialista (PS), el Partido Comunista (PCU) y el Partido por la Victoria del Pueblo, entre otros.
Si bien el documento todavía se está discutiendo entre los grupos, Kechichian adelantó que para CSP es “muy importante la seriedad en la construcción económica; el manejo de las empresas públicas; desterrar la concepción del gobierno en disputa; el Sistema de Cuidados; generar un acuerdo nacional en los temas de seguridad y de convivencia”.
También “hay un tema que parte las aguas y que hizo que nosotros definiéramos el apoyo a Yamandú, que es el plebiscito de la seguridad social”. Kechichian valoró que es “muy malo” y le “va a complicar la vida al próximo gobierno”. En ese sentido, señaló que “fue un error que algunos compañeros del FA lo apoyaran. Es la primera vez en 53 años que vamos divididos a una elección”.
Separados en junio, pero juntos en octubre
Un mes antes, los sectores Plataforma, liderado por Álvaro García, exdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, y Magnolia, dirigido por el exintendente de Montevideo Christian Di Candia, le quitaron el apoyo a Bergara para respaldar a Orsi. También AU resolvió dar libertad de acción a las departamentales para que apoyaran al precandidato que eligieran, ya que en el sector había quienes querían apoyar al exintendente de Canelones y otros a la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse.
El paso que dio CSP los ubica en un nuevo escenario y, si bien al apoyar a Orsi podrían volver a unirse en una lista común con los sectores que se habían ido previamente, no sería una posibilidad. Kechichian dijo que “nunca” dejaron de hablar con Plataforma y Magnolia, pero “es una realidad que ellos ya tienen una nueva lista”, la 76.
“Por lo tanto, en esta instancia, cada uno tendrá que marcar la fuerza que pueda tener y quedan abiertos todos los canales para, a lo largo de octubre, poder lograr una bancada importante que ayude al gobierno”, expresó.
Ganar-ganar
El politólogo Daniel Buquet señaló que ante la polarización que se generó en la interna frenteamplista el paso al costado de Bergara es “de manual”. En ese sentido, sostuvo que en términos de influencia política los dos “algo salen ganando”, pero desde posiciones muy diferentes. “La situación de Orsi es seguir acumulando en la dirección de un triunfo. Lo de Bergara es dejar de perder”, indicó, dadas las últimas encuestas: “Evita ese escenario que tal vez sea muy catastrófico y se suma a Orsi, lo cual parece razonable”.
En diálogo con la diaria, el académico consideró que en las internas de los otros partidos no se muestra “claramente” el fenómeno de una concentración de la intención de voto entre los dos principales candidatos.
“Es un fenómeno esperable, porque lo que se produce nosotros le llamamos el ‘abandono estratégico’ de los terceros candidatos. De hecho, si los candidatos no desisten de competir por sí mismos, se van a quedar sin recursos para llevar adelante una campaña con relativo éxito, porque sus apoyos se les van, y esto con el caso de Bergara lo vimos muy específicamente en el caso de dos grupos”, en referencia a Magnolia y Plataforma.
De acuerdo a Buquet, con su precandidatura Bergara pretendía “representar” y “liderar” como figura política el tercer espacio del FA, que como tal “es mucho más relevante que la intención de voto con la que viene apareciendo en las encuestas, aun en la mejor de ellas”.
Durante los últimos meses la tendencia en las encuestas del FA fue prácticamente la misma: una polarización cada vez más pronunciada entre Orsi y Cosse, con el senador y Andrés Lima en tercer y cuarto lugar, respectivamente, pero muy lejos de quienes lideran. A modo de ejemplo, el último sondeo de Opción Consultores, del lunes, ubica a Orsi con 47% de intención de voto, seguido por Cosse con 44%. Bergara contaba con el 3%.
Para Buquet, el tercer espacio frenteamplista ha sido relevante “en términos cuantitativos, y de hecho lo fue en las elecciones internas del FA”, cuando se eligió el presidente de la fuerza política, en diciembre de 2021. Entonces, esa ala quedó por detrás del MPP, “que es difícil de clasificar ideológicamente, porque tiene aroma radical por la presencia de los tupamaros, pero que, por otro lado, es más pragmático”, y el PCU, “que junto al PS son el ala más radical”.
Asimismo, el académico opinó que el espacio del “frenteamplismo más moderado o socialdemócrata ni siquiera arrancó unido” con la precandidatura de Bergara, porque, por ejemplo, “podría haber estado la VA [Vertiente Artiguista]; más allá de que nunca tuvo una definición precisa en esos términos, fue de los primeros sectores en apoyar a Orsi, y de manera un poco más notoria el Nuevo Espacio, que de hecho armó un grupo político con el nombre de ‘socialdemócrata’, pero apoyando a Cosse”.
Buquet remarcó que Astori fue el que lideró ese espacio durante “mucho tiempo”, pero apuntó que lo que pasó fue que no se produjo una “traslación” de ese liderazgo del conductor de la política económica durante los gobiernos del FA a Bergara, sino que esto “fue más bien conflictivo”. “Incluso, en el período electoral anterior, donde el PS estaba todavía en una disputa interna, Daniel Martínez, que era uno de los dirigentes del ala moderada del PS, podía haber sido un líder de ese espacio también, cosa que finalmente no se concretó”, añadió.
Según Buquet, uno de los problemas que tiene ese espacio es que no tiene un líder “excluyente”. “Bergara quizá intentó instalarse en ese lugar, posiblemente fue el que más esfuerzo hizo y seguramente además es el que más éxito tuvo, porque tampoco hay otra figura política en este espacio que haya logrado mayor adhesión que él. Pero el problema es que ese liderazgo no ha sido del todo consentido por sus no aliados e incluso por sus aliados”, reflexionó.
Además, resaltó que las propias características del candidato tampoco lograron destacar “de manera muy fuerte” para tener un “atractivo personal”. “No digo que Orsi y Cosse lo tengan, porque tampoco me parecen figuras carismáticas muy fuertes que atraen por sí mismos a los votantes, pero de alguna manera una forma de competir contra dos figuras instaladas que están concentrando la decisión electoral es desde una figura con un fuerte atractivo carismático y personal”, opinó.
Por su parte, el politólogo Daniel Chasquetti señaló a la diaria que Bergara “hizo un cálculo típico de costo-beneficio”, dado que se había formado una “tendencia”, sobre todo desde febrero hasta la fecha, donde la intención de voto para su candidatura “caía en casi todas las encuestas”.
Tomando la teoría que el connotado politólogo francés Maurice Duverger planteó en su libro Los partidos políticos, de 1951, “la mayoría simple es cuando el que tiene más votos gana”, Chasquetti consideró que “con mayoría simple siempre va a haber una tendencia a la competencia entre dos bloques y los terceros sufren, porque los votantes miran la competencia y se dan cuenta de que votar a un tercero es una acción irracional”. Es decir, “el voto se pierde”, por lo que pudo haber ocurrido que entre febrero y abril los votantes del FA “se dieran cuenta de que no querían tirar el voto, sino volverlo útil”.
Señaló que dentro de ese “fracaso” que significa bajar una precandidatura, Bergara intenta “minimizar los costos, tratando de mantener el protagonismo”. Al ser consultado sobre si los votos que hubiese obtenido Bergara se trasladarían a Orsi, tanto Chasquetti como Buquet coincidieron en que no es fácil saberlo.
“Hay algunos estudios que muestran que una mayoría de los votantes de Bergara tenían como segunda preferencia a Orsi, pero esto no se mueve mecánicamente. Creo que la ganancia de Orsi es cualitativa, porque cuando se baja un candidato importante como Bergara -que fue ministro y uno de los senadores más importantes de la legislatura-, es un empujón importante en la carrera”, anotó Chasquetti, quien agregó que la “ganancia” de Orsi está en la posibilidad de mostrar que sus respaldos son “fuertes, interesantes y que pueden rastrillar en todo el espectro”.
Una vez que Bergara decidió dar un paso al costado para respaldar al exintendente, hizo hincapié en el cuidado de los números macroeconómicos, un debate que se dio en particular entre Astori y el expresidente José Mujica durante su gobierno entre 2010 y 2015. “A poco de andado el gobierno se empezó a armar esta especie de equipo económico paralelo”, recordó el politólogo, y agregó que, con base en los acuerdos que se prevén concretar, lo que busca Bergara es darle “una garantía al electorado de que no ocurra algo de ese tipo, que es tremendamente dañino para un gobierno”.
“Me imagino que en política exterior va a haber un posicionamiento fuerte también con el tema de la democracia, sobre todo en América Latina. Ahí va a haber una señal para el electorado de centro, que no entiende muy bien que haya sectores de la izquierda defendiendo o por lo menos haciendo piruetas para no criticar a Venezuela o a Nicaragua”, apuntó Chasquetti.
A su vez, dijo que con este acuerdo “ganan los dos”. “Me parece que a Orsi le da consistencia y a Bergara le permite mostrar ante sus votantes que la resignación no es en vano, es a cambio de algo. Entonces me parece que ahí hay una fórmula win-win, los dos ganan”, concluyó.
¿Un FA más radical?
Cuando Bergara anunció su intención de bajar su precandidatura para apoyar a Orsi, integrantes del oficialismo manifestaron rápidamente que el FA atraviesa una “crisis”, que quedó “desbalanceado” y que la elección interna será entre “pasta o pollo”, con relación a “tupamaros y comunistas”, tal como planteó el precandidato colorado Andrés Ojeda.
Buquet indicó que el oficialismo encuentra “atractivo discursivamente” mostrar que la interna del FA es “entre tupamaros y comunistas”, que “es la forma más rústica y tradicional de referirse a la izquierda en los años predictadura”.
Por su parte, el director de la Fundación Liber Seregni, el sociólogo Agustín Canzani, dijo a la diaria que empiezan “a jugar las intenciones de retratar a los adversarios de una forma lo más simplificada posible y, en algún sentido, de buscar demonizarlos”.
Señaló que, en términos estrictos, ve “menos matices en algunos de los partidos tradicionales, especialmente en el Partido Nacional, donde me parece que distintas facciones del herrerismo han copado el partido, de lo que puede ocurrir en el FA”, en el que se ve “mucho más matices”.
“Si hay un partido habituado a convivir con matices, es el FA. Su propia fundación, su historia, su dinámica de funcionamiento y su forma de funcionar siendo gobierno implica siempre un mecanismo que supone negociaciones y acuerdos. No creo que eso vaya a cambiar y que sea radicalmente distinto de lo que pasó en otros momentos”, reflexionó.