Hay varias hipótesis acerca de por qué el gobierno de Yamandú Orsi da la impresión de no haberse asentado completamente todavía, y van desde lo vagamente comunicacional a lo estrictamente político. Muchas de esas apreciaciones apuntan a que el oficialismo se mueve con cautela porque, al no contar con mayoría propia en el Parlamento, debe esforzarse para encaminar la aprobación de ciertas leyes, y ese esfuerzo implica, obviamente, sostener un clima que haga posible la negociación con los partidos opositores.

La primera de las normas que el gobierno tendrá que aprobar con votos de legisladores ajenos parecía ser la Ley de Presupuesto, pero se le antepuso la situación crítica de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios. Simplificando, el oficialismo busca una reforma que no recargue las cuentas públicas (y que, por lo tanto, supondría una contribución mayor de afiliados y jubilados), mientras que la oposición sostiene que el costo del salvataje debe recaer mayormente en Rentas Generales. Resulta curioso que esta sea la visión del Partido Nacional, defensor unánime y constante del achique del Estado (en lo nacional; en lo departamental, su posición es muy distinta). Lo cierto es que la Cámara de Diputados le trasladó un problema al Senado, donde ahora se deberá negociar a contrarreloj sobre el punto porque la caja está a punto de quebrar.

Fuera del Parlamento, también hay conflictos de menor intensidad basados en temas de recursos humanos, por llamarlos de alguna manera. En menos de tres meses, la oposición forzó la salida de tres jerarcas frenteamplistas: primero fue la ministra de Vivienda, luego la vicepresidenta de la Administración Nacional de Puertos, y esta semana se sumó la renuncia del presidente de Colonización.

La respuesta del gobierno, si es que la fue, resultó bastante ingeniosa: reclutó a dos figuras de la oposición, tan notorias como divisivas en sus internas partidarias, para su servicio exterior. Dirigentes blancos y colorados no ocultaron su malestar por la designación de la exvicepresidenta Beatriz Argimón y la exvicecanciller Carolina Ache (quien no tendría los votos de algunos de su correligionarios para conseguir la venia en el Parlamento).

¿A qué se debe la aparente vulnerabilidad del gobierno en estos asuntos? Ignacio Martínez intentó averiguar si existe una concertada disposición agresiva de la oposición, mientras que el analista Gerardo Caetano dijo que el “estilo Orsi” quizá debería complementarse con el de algunos actores más firmes.

En cambio, Cecilia Álvarez y Marcelo Pereira recordaron, al adelantar contenidos de nuestro editorial en el flamante espacio semanal que comparten en la diaria Radio, que los candidatos menos confrontativos (Orsi en el Frente Amplio, Álvaro Delgado en la Coalición Republicana) fueron claramente los preferidos por la ciudadanía en las últimas elecciones. Lo que ocurra en las próximas horas en el Senado con el problema de la Caja de Profesionales indicará hasta dónde será respetado ese mandato popular y también podrá servir como adelanto del proceder de los legisladores en este quinquenio.

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