Va terminando 2025 y hay algunas incógnitas despejadas, pero también otras que se trasladan con una fuerte carga hacia el año próximo.

El oficialismo frenteamplista logró superar la prueba de no contar con mayoría propia en la Cámara de Representantes, en algunos casos con resultados favorables y en otros evitando, por lo menos, los adversos. El ejemplo más claro en el primer grupo fue la aprobación definitiva del proyecto de presupuesto quinquenal, con amplio apoyo en Diputados.

La contracara fue que los partidos integrantes de la anterior coalición de gobierno pasaron el año sin éxitos parlamentarios, en gran medida porque no lograron consolidar lineamientos comunes. De esa cuestión se ocupa nuestro editorial y esta semana, por ejemplo, el tono tremendista de la interpelación a la ministra de Defensa Nacional por el tema del contrato con Cardama contrastó con la mencionada aprobación del proyecto presupuestal, al tiempo que hubo discrepancias entre colorados y nacionalistas acerca de dos proyectos relevantes: el de ingresos a las intendencias y el que busca reforzar la prevención del lavado de activos.

El Poder Ejecutivo organizó el monitoreo futuro de sus compromisos, en la última reunión del Consejo de Ministros este año se fijaron metas para la primera mitad de 2026, y la senadora Blanca Rodríguez les pidió a los desconformes con la gestión de este año que le den “un poco de tiempo” al gobierno, que a su entender “no ha cometido ningún error fundamental”.

También tuvo que ver con las relaciones entre el oficialismo y la oposición un debate sobre la posibilidad de que el senador Andrés Ojeda, secretario general de Partido Colorado, hubiera violado la Constitución y debiera ser destituido. Consultado el servicio jurídico del Poder Legislativo, opinó que no corresponde la destitución y Ojeda dio el asunto por concluido, pero en el Frente Amplio no se piensa lo mismo.

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