Buenos días. Imaginemos que optimistas y pesimistas repasan algunas noticias que nos ocuparon esta semana.

Empecemos con dos personas preocupadas por la educación pública. La pesimista estará alarmada por las expresiones racistas con las que el miércoles Jenifer Cherro, directora de Secundaria, trató de explicar los buenos índices de escolaridad de Colonia. La persona optimista, en cambio, habrá rescatado la reacción generalizada en contra de esas manifestaciones, que incluyó a autoridades de la enseñanza y a los intentos de explicarse de la propia Cherro.

Pensemos ahora en dos personas partidarias de derogar parcialmente la última Ley de Urgente Consideración. La optimista celebró la encuesta de Opción, ya que es la primera que le da ventaja a su postura. La pesimista encontró que la diferencia en porcentaje no es tanta, y que, aunque ya ha habido debates, la campaña fuerte tendrá lugar dentro de varios meses.

La posibilidad de un acuerdo comercial con China también genera alegrías y alarmas. Para unos cuantos empresarios dedicados a la exportación de productos agropecuarios debe haber sido una buena noticia la del lunes, aunque no les debe haber caído bien la cerrada oposición de Argentina ni la ambigüedad de los otros miembros del Mercosur. Para quienes se dedican a la actividad industrial y para quienes creen en la integración regional, por el contrario, la maniobra del gobierno es preocupante, y seguramente estén atentos a los muchos reparos y matices que surgieron desde distintas perspectivas de análisis.

La marcha de la pandemia también presenta aristas diversas. La persona optimista rescatará el tenue asomo de una recuperación económica, la bajísima incidencia de los malestares posteriores a la vacunación, o noticias que vienen de afuera, como el avance de la campaña de vacunación en niños en Cuba y en Chile. La pesimista, por su parte, tendrá el ojo puesto en el brote de covid-19 en el Hospital de Clínicas, ya que se debería a la variante Delta del coronavirus.

Si estas dos personas siguen conversando sobre la pandemia, tal vez coincidan en que las expresiones de la diputada Elsa Capillera sobre su negativa a vacunarse no son sorprendentes, pero resultan bastante singulares dentro del ámbito político. Eso sí: la pesimista verá en ellas, y en la coincidencia de otras figuras de Cabildo Abierto en la misma postura, la constatación de que existen en Uruguay movimientos políticos que se oponen a la vacunación, como ocurre en otras partes del mundo, mientras que la persona optimista agradecerá que el ministro de Salud, Daniel Salinas, pertenezca al mismo partido que Capillera y compañía pero que confíe en la medicina, y no en la fe, como forma de promover la inmunización contra el coronavirus.

Hasta la semana que viene.