En Argentina la cosa se pone cada vez más intensa. El gobierno de Javier Milei anunció que iba a reprimir una movilización no sólo con las fuerzas policiales, sino también mediante la identificación y quita de beneficios sociales a los manifestantes.

La marcha transcurrió en relativa paz, y eso quizás fue la causa de que la misma noche del miércoles el presidente argentino anunciara 366 medidas que desregulan decenas de rubros de actividad, y que, a pesar de su heterogeneidad, favorecen a los sectores con mayor poder económico y desprotegen a los más vulnerables.

Mientras el presidente argentino adelantaba las líneas de su decreto de necesidad y urgencia (DNU), la población de todo el país espontáneamente salió a las calles y estalló en cacerolazos. Milei redobló la apuesta y avisó que vendrán más medidas en el mismo sentido que las anunciadas.

El conflicto no sólo tendrá lugar en las calles, sino también en la Justicia y en el Parlamento, dado que mucho de lo que Milei trata de derogar o establecer por decreto está por encima de lo que le permite la Constitución

Otros habrán notado que hay algo del espíritu de la uruguaya ley de urgente consideración en la forma y el contenido del DNU, aunque cabe recordar que aquí la coalición gobernante siguió el correspondiente trámite en el Parlamento, donde cuenta con mayoría. Ahora, sin embargo, parece que la influencia se mueve en el otro sentido y el “giro desregulador” inspira a algunos políticos locales.

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