Después de semanas de desavenencias, en la madrugada del viernes los partidos de la coalición oficialista votaron en régimen de comisión el proyecto de reforma jubilatoria.

Para eso hicieron falta dos prórrogas en las que Cabildo Abierto, primero, y el Partido Colorado, después, negociaron con el presidente Luis Lacalle Pou la introducción de cambios en el proyecto. Los cabildantes consiguieron beneficios para la corporación militar y cambios en la forma de computar los años de trabajo que inciden en el cálculo de la jubilación y, después, los colorados lograron que las personas puedan jubilarse a los 63 años −en lugar de a los 65, como proponía el Poder Ejecutivo (hoy alcanza con 60)−, correcciones de inconsistencias con el régimen actual y una reducción gradual del IASS.

El resultado de las modificaciones difícilmente cumpla con los objetivos de ahorro que buscaba el gobierno, según economistas. Se sabía, asimismo, que el proyecto no apuntaba a mitigar desigualdades del sistema vigente, como quería la oposición, pero, además, el Frente Amplio se retiró de la comisión mientras se votaba el trámite debido a la velocidad con que se iban a aprobar las modificaciones.

Unas horas antes, el oficialismo también se había puesto de acuerdo para votar el proyecto de “tenencia compartida”, que concita duros cuestionamientos de la oposición y de organismos internacionales debido a su descuido de los derechos de los menores de edad.

Derogar esta ley debería estar entre las prioridades del próximo gobierno, concluye Marcelo Pereira.

En este plan, los legisladores oficialistas también se encaminan a votar, tras otra negociación con el Ejecutivo, un proyecto de prisión domiciliaria que beneficiará principalmente a exrepresores.

La región no aburre

En Argentina, el presidente Alberto Fernández anunció que no se presentará a la reelección y movió todo el tablero político.

En Brasil, el presidente Lula da Silva recibió al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia y desató críticas domésticas e internacionales. Ocurre que, además, el líder del PT insiste en una visión sobre la invasión a Ucrania que equipara a la nación agredida y al poder agresor.

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