Varias decisiones judiciales acapararon titulares en ambos márgenes del Plata. Empecemos por el nuestro, donde, en la comparación, resultaron más light: el fiscal Gilberto Rodríguez archivó tres casos en pocos días. Los más recientes fueron el de las denuncias contra el ex ministro de Turismo colorado Germán Cardoso y la causa por el acuerdo por la concesión del puerto de Montevideo entre el gobierno y la transnacional Katoen Natie.

Ambos habían sido promovidos por la oposición, pero días antes, Rodríguez también había desestimado una denuncia del encargado de los servicios de inteligencia, Álvaro Garcé, contra legisladores opositores. En este caso, las torpezas del denunciante alientan el pedido de que se lo destituya.

En Argentina, en cambio, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue hallada culpable de diversos delitos, aunque afloraron indicios de que habría habido un acuerdo entre los jueces que la condenaron y la cúpula del multimedio Clarín. (El nombre del lugar donde habría tenido lugar el encuentro entre los magistrados y los empresarios antikirchneristas no deja de llamarme la atención: Lago Escondido).

Astesiano y Heber

La fiscal Fossati, por su parte, tiene para rato con el caso del exjefe de seguridad del presidente Lacalle, porque además de la investigación inicial, en estos días se abrieron nuevas causas a partir del análisis de las comunicaciones entre Astesiano y diversos jerarcas.

Uno de ellos, el número dos de la policía, Héctor Ferreira, debió renunciar a su cargo.

El ministro del Interior, sin embargo, busca la “absolución” del presidente Lacalle respecto a su responsabilidad en el nombramiento de Astesiano y llegó a tratar de presentar el episodio como un “mérito del gobierno”.

La opinión pública, en cambio, no parece percibirlo así: un estudio de Equipos se sumó a los sondeos que indican que la relación de Lacalle con Astesiano sigue provocando una caída en la aprobación del gobierno.

En todo caso, Heber no es ministro por su capacidad de mando ni por sus habilidades discursivas, como explica Soledad Platero en esta columna. Sin embargo, uno de sus subalternos piensa que puede desplazarlo, y de eso también nos enteramos gracias a los chats de Alejandro Astesiano.

“Mérito del gobierno”

A propósito, surgieron (cuándo no) más derivaciones delictivas de esos chats. Una de ellas sería el vínculo entre Astesiano y un importante asesor de Lacalle en torno al negocio de servicios de seguridad.

La más llamativa, sin embargo, es que la manipulación de los celulares por parte de la policía podría inhabilitar a los chats como prueba en las causas judiciales. La posibilidad genera preocupación en la oposición.

Destituido

Desde hace un buen tiempo no es sencillo entender qué pasa políticamente en Perú, donde el sistema está atomizado en pequeños sectores, pero, pasando en limpio, el miércoles Pedro Castillo intentó disolver el parlamento, lo que fue interpretado como el inicio de un golpe de Estado y desencadenó su pronta destitución como presidente. Quien lo sucede es la hasta entonces vicepresidenta Dina Boluarte.

Coronavirus, ¿estás?

Ante el aumento de casos de covid-19, las autoridades recomiendan retomar el uso de tapabocas en situaciones de proximidad con otras personas, como los viajes en transporte colectivo.

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