Los hechos que desencadenó el caso Astesiano sobre el final de la semana hábil adquirieron una intensidad tal que parece que seguirá creciendo por un buen tiempo.
El jueves, el exjefe de seguridad presidencial declaró ante la Fiscalía. Ya lo había hecho otras veces y, según publicó el diario El País, en una audiencia se defendió alegando que el presidente Luis Lacalle Pou le había dado luz verde para actuar en diversas áreas y que él mismo se consideraba un “jefe político”.
El viernes, Jorge Berriel, que fue subdirector nacional de Policía hasta el martes, fue formalizado por tres delitos de revelación de secreto. La línea de su abogado es consistente con lo declarado por Astesiano.
Igualmente, el viernes una investigación de la diaria reveló más detalles sobre el pedido del exgerente de Vertical Skies a Astesiano; concretamente, los asuntos de dinero para conseguir información comprometedora sobre los senadores Mario Bergara y Charles Carrera. Iban a usar esa información para que desistieran en su denuncia sobre la concesión del puerto hasta 2081 a la empresa Katoen Natie; la denuncia, que había sido archivada, fue reabierta el miércoles.
El jueves, el presidente se enojó porque no paran de surgir detalles sobre las irregularidades en el desempeño de su exjefe de seguridad e incurrió en presiones al periodismo que fueron denunciadas por el gremio de trabajadores de la prensa.
Dos días antes, Lacalle había tenido que cesar a los jerarcas policiales que todavía mantenía en sus puestos, aunque no admitió que la causa haya sido la exposición de la vinculación de estos policías con Astesiano. De forma casi cómica, el ministro del Interior asoció los cambios al “éxito” de su gestión.
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